17/2/17

Compañeros suyos lo delataron. Se hicieron falangistas para salvar la vida,… Lo delataron las envidias que había

"En diciembre de 1936, el bando nacional sublevado sacó a su padre, Eladio, de la cárcel de Salamanca y lo asesinaron en el monte de la Orvada. “Fuimos represaliados durante años. Era imposible colocarse y nos tacharon de rojos”.

 Ella se casó con un militar franquista y por eso fue degradado de teniente a soldado raso. Se marchó y se hizo pintor decorador. Ella trabajó en el comercio como secretaria y tras estar en Barcelona y París, regresó a España en 1978.

“Mi padre tenía un comercio en Ciudad Rodrigo. Era un comerciante que militaba en Izquierda Republicana. Solo le acusaron de ser rojo. No iba a la taberna ni nada.

 Un antecesor de Blas Piñar y el obispo de Ciudad Rodrigo López de Arana no le perdonaron que izara la bandera republicana frente a ellos y lo pagó con su vida”, comenta.

“Compañeros suyos lo delataron. Se hicieron falangistas para salvar la vida,… Lo delataron las envidias que había, porque era un emprendedor que de poco dinero hacía mucho, pero tampoco iba a la iglesia y había cosas imperdonables para esta gentuza. 

Se valían de medios rastreros para llevárselos: ‘Nada más le va a hacer unas preguntas el comisario. En seguida volverá. Pero mi padre nunca volvió. Un día llegó el coche de línea, bajó un chico y nos devolvió un fardo con ropa. Yo pensé que venía papá, y el chico me dijo: ‘Entra en casa, chiquilla. Tu padre no vuelve'”, explicó.

“He estado llena de rencor toda la vida y seré republicana toda la vida. Nunca veneraré la memoria de Franco. Debió morir antes de nacer”, relató. (...)"            (Entrevista a Adriana Rivera,  Crónica de Salamanca, 03/02/17)

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