"El Gobierno de Francisco Franco se negó sistemáticamente a aceptar
las reiteradas ofertas de las autoridades nazis para que los judíos
españoles residentes en la Gran Alemania fueran deportados a nuestro
país y solo algunos diplomáticos y autoridades hispanas por su cuenta y
riesgo y a pesar de las órdenes contrarias, consiguieron salvar a
algunas personas del exterminio.
Eso sí, la España franquista reclamó a
la Alemania nacionalsocialista los bienes de estos judíos alegando su
nacionalidad. Lo documenta en su libro “Franco, cómplice del holocausto” el periodista de investigación Eduardo Martín de Pozuelo.
“Franco recibió una oferta reiterada y larga de entregar a España los judíos españoles, una oferta que duro un año y medio por parte de las autoridades nazis durante el periodo 1942-1943.
Esta propuesta de los
nacionalsocialistas se mantuvo incluso tras la Conferencia de Wanssee,
en que un grupo de representantes civiles, policiales y militares del
gobierno de la Alemania nazi decidieron la «Solución final del problema
judío» (Endlösung der Judenfrage) que llevaría al Holocausto, al
exterminio de todos los judíos de Alemania y de todo lo que sería la
gran Alemania Polonia, Prusia oriental…” Así lo relató a EL PLURAL.COM
Eduardo Martín de Pozuelo que ha presentado su libro en la sede
madrileña de la Comunidad Judía.
La oferta consistía según la valiosa documentación que ha ido recopilando el periodista, en que todos los judíos españoles que se encontraban en la gran Alemania del III Reich, viniesen a España y fueran entregados Franco para que Franco se encargarse de ellos. “Aunque la documentación refiere judíos españoles, no se trataba tampoco de determinar con precisión quienes procedían de Sefarad. Era una oferta ilimitada, no se daban cifras. Franco tuvo en su mano decidir quiénes eran y cuales podían venir.”
La respuesta reiterada de Gómez Jordana ministro de Asuntos Exteriores a
esta oferta fue siempre “no”. El interlocutor general entre franquistas
y nacionalsocialistas era José María Doussinague director general del
Departamento Político del Ministerio de Asuntos Exteriores.
“La negativa
era tan continua que llega momento en que los nacionalsocialistas
preguntan ¿por qué no quieren que se les deporte a España? Dousinague se
reúne con el embajador alemán en Madrid y con un representante del
Ministerio de Exteriores de Berlín, y les dice: «si los judíos son
enemigos de Alemania los judíos son por tanto enemigos de España.» Les
explica que aquellas personas «una vez en España se pondrían del lado de
los aliados, de las democracias y por tanto en contra de nuestro
régimen»”.
Ante la continua negativo del Gobierno de Franco a aceptarlos los
alemanes preguntan de nuevo. En un documento del 23 de febrero de 1943
el embajador germano Moltke, destinado en Madrid, relata que español
señor Doussinague ha dicho: «El Gobierno español ha decidido no permitir
en ningún caso la vuelta a España a los españoles de raza judía que
viven en territorios bajo jurisdicción alemana”.
Continúa: «El Gobierno español sugiere vayan a Turquia y a Grecia. (En Grecia se está produciendo una terrible matanza de judíos). El Gobierno español estaría dispuesto a conceder en algunos casos un visado de transito por España para judíos con visado de entrada para Portugal o EEUU. Si no se da esta circunstancia, el Gobierno abandonara a los judíos de nacionalidad española a su destino». Dice Martín de Pozuelo, “cualquiera puede imaginar la imposibilidad de un judío aislado en un ghetto para lograr algún documento oficial…”
“El 25 de marzo de 1943, la embajada española en Berlín solicitó al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán su intervención ante las autoridades correspondientes (Francia, Bélgica y Países Bajos) para explicarles que los bienes de los judíos españoles dejados atrás al salir de estos países, serán administrados por los cónsules españoles o representantes de España y tienen que quedarse en su posesión por tratarse de bienes de súbditos españoles y por tanto ser un bien nacional de España. Este oficio va firmado por el ministro de Asuntos Exteriores Gómez Jordana.
Sin embargo, ¿por qué esa imagen de que Franco ayudó a los judíos?
Para el periodista “tras el desembarco de Normandía el Gobierno español
cambió un poco por motivos de interés. Y sobre todo, tuvieron que
aceptar algunas presiones tras haber cometido alguna tropelía como los
sabotajes a Gibraltar o el reconocimiento del Gobierno de Filipinas, un
títere de Japón. Entre las presiones siempre se incluía el tema de los
judíos. Permitieron por ejemplo que vinieran 365 judíos originarios de
Salónica ya confinados en Bergen Belsen el campo de concentración en que
murió Ana Frank, cuando ya no quedaba nadie”.
“Aun cuando la deportación a los campos de muerte se inició el 16 de noviembre, aquellos judíos que los nazis consideraron susceptibles de ser enviados a España fueron “preservados” a la espera de esa respuesta oficial. Siempre hubo interés. Existe un documento de los nacionalsocialistas que indica a sus funcionarios en España: “Por favor expliquen inequívocamente la situación al Gobierno español y recalquen que el gobierno del Reich ha hecho todo lo posible para resolver el problema amigablemente y evitar dificultades. Lo hicimos teniendo en consideración la nacionalidad española de los judíos a pesar de que sae puede dar por supuesto de que todos los judíos tienen una actitud anti alemana”
“Hubo cónsules como Ángel Sanz Briz (Budapest), Julio Palencia (Bulgaria) o Sebastián Romero Radigales (Atenas) que salvaron a mucha gente. Romero Radigales recibía mensajes del tipo de “Cese usted la política contraria que está realizando”. Entraba personalmente en los trenes y sacaba a la gente diciendo que eran españoles. De Julio Palencia hay un escrito del 14 de septiembre de 1942 en que suplica que le dejen dar visados a los judíos no importa de qué origen o nacionalidad porque los están matando. Le responden que basta, que dejen de interferir. A su regreso a España fue represaliado”.
Concluye Eduardo Martín de Pozuelo que el régimen de Franco era nacionalsocialista, “desde muy atrás hubo acuerdos, tratados… existe documentación del apoyo por parte de Berlín al Alzamiento nacional, así como de las cumbres hispano nazis de mayo del 36 preparando el golpe de Estado. La España franquista nunca fue neutral, fue una España profundamente nazificada. Hablaban entre sí como íntimos amigos. Era una relación que venía de muy lejos”. (El Plural, 07/10/2013)
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