10/1/20

Fueron salvajemente torturados, siendo arrastrados atados a una camioneta durante varios kilómetros... Julio Barbero fue decapitado, Casto Prieto asesinado a tiros y José Andrés Manso ajusticiado con un estoque...

"José Andrés y Manso (Pepe Manso)... Procedía de una familia humilde, su padre era zapatero remendón. En 1925, siendo catedrático de gramática y literatura castellana en la Escuela Normal de Maestros publicó “Castilla: leyendas y poesías”. Estudió con becas Magisterio y Derecho en la Universidad de Salamanca. Desde joven centró su actividad política en la defensa de los intereses de los trabajadores, sobre todo los del campo. (...) 

En las elecciones del 14 de febrero de 1936 salió elegido diputado. (...) 

El 19 de julio de 1936 fue detenido por los militares sublevados e ingresado en la prisión provincial a disposición del comandante militar, general Manuel García Álvarez. El día 28, fue sacado de la cárcel junto al alcalde Republicano de Salamanca Casto Prieto Carrasco y Julio Barbero, directivo de la Casa del Pueblo de Salamanca, y entregados a un piquete que acudió a recogerlos en virtud de una orden escrita del comandante militar de Salamanca, general Manuel García Álvarez, con la excusa de conducirlos a disposición del capitán general de la VII División Orgánica, general Andrés Saliquet Zumeta en la prisión provincial de Valladolid.

Fueron salvajemente torturados, siendo arrastrados atados a una camioneta durante varios kilómetros hasta La Orbada, donde fueron cruelmente asesinados: Julio Barbero fue decapitado, Casto Prieto Carrasco asesinado a tiros y José Andrés Manso ajusticiado con un estoque. Sus cadáveres quedaron abandonados en la cuneta de la carretera en el punto kilométrico 89,9 de la carretera de Valladolid a Salamanca el 29 de julio, donde fueron encontrados, siendo enterrados allí mismo al amanecer por varios campesinos de La Orbada.

El asesinato de los presos políticos de la prisión provincial era organizado desde la comandancia militar y el gobierno civil, tras el hallazgo de los cadáveres no se siguió investigación alguna. Al contrario, el 6 de agosto de 1936, el general Mola emitió una orden por la cual todos los cadáveres encontrados en los campos y caminos, con signos de muerte violenta, miles en todo el territorio controlado por Mola, debían ser enterrados sin más averiguaciones, como producto de “hechos de guerra” o “enfrentamiento con la fuerza pública.” La legalización del asesinato, en definitiva, pero también la ocultación de la represión. (...)"                  (Tulio Riomesta, 24/11/19)

No hay comentarios: