"En Guillena no hubo ninguna resistencia a
los golpistas. La columna del gobernador Carranza entró en Guillena
siendo recibido por la Guardia Civil. Los hombres cercanos al Frente
Popular se fueron a Extremadura y de ahí a Madrid para inscribirse en el
Ejército Republicano. Otros se quedaron en la sierra próxima a Guillena
soportando el frío, el miedo, el hambre.
Los que se presentaron
confiados en que no habían cometido ningún delito fueron fusilados por
aplicación del Bando de Guerra.
Las mujeres se quedaron cuidando de sus
familias y de los hijos de sus familiares fusilados, conviviendo con el
miedo, el hambre, la desesperación, la represión que desde los primeros
momentos se instauró en Guillena, soportando la humillación constante de
los franquistas. En Septiembre de 1937 fueron encarceladas 17 vecinas.
Su único crimen era ser cónyuges, hijas, hermanas, viudas de
Republicanos. Eran campesinas y jornaleras. No hubo más de lo que las
pudieran acusar, porque tampoco hubo acusación ni consejo de guerra. No
consiguieron de ellas ni un dato que les acercara a los hombres que
buscaban “y por eso las mataron”.
Se las torturó, humilló, y se las paseó
rapadas por el pueblo. Después un camión las trasladó como ganado a
Gerena. Juan Palma, médico del pueblo, intentó salvarlas, explicó que
muchas estaban enfermas, tenían niños, había embarazadas. Consiguió
bajar a una que daba de mamar a su bebé y a “La Marcelina” cuyo niño se
aferraba a su pecho.
La crueldad fue ilimitada con las demás. Los
vecinos de Gerena contaron que sus gritos resonaron en todo el pueblo.
En Noviembre de 1937 las 17 mujeres fueron fusiladas. Una a una fueron
cayendo ante los disparos del pelotón. Sus cuerpos, sin respeto alguno,
fueron lanzados a una fosa común. Sus nombres eran:
Eulogia Alanis García, “la cunera”.
Ana María Fernández Ventura, “la lega”. Originaria del Portugalete sevillano, 29 años, 2 hijos, madre soltera.
Antonia Ferrer Moreno. Natural de Loja. Casada con Cristobal Barroso, 3 hijos.
Granada Garzón de la Hera, “la gitana”. Natural de Guillena, 41 años, 9 hijos, el mayor José y su marido Francisco Aguilar, asesinados. Denunciada por el cura del pueblo por no estar casada por la iglesia.
Granada Hidalgo Garzón. Viuda, 70 años. Sabía leer.
Natividad León Hidalgo, 52 años. Casada con Antonio León, 2 hijos.
Rosario León Hidalgo, 41 años. Casada con Francisco Prieto, 3 hijos.
Manuela Liánez González, “la esterona”. Casada con Eduardo Rodríguez, 2 hijas, detenida por no declarar el paradero de su marido.
Trinidad López Cabeza, 50 años, 8 hijos, detenida en su casa; su hija mayor se ofreció para ir en su lugar; no volvió a ver a su madre.
Ramona Manchón Merino, 44 años. Casada con Antonio Palacios (asesinado), 4 hijos.
Manuela Méndez Jiménez, 24 años. Casada con Manuel Domínguez (desaparecido), 2 hijos. Detenida por no revelar el paradero de su marido.
Ramona Navarro Ibáñez, 24 años. Casada con José María Macero, 2 hijas.
Dolores Palacios García, 46 años. Casada con Antonio Hidalgo, 9 hijos.
Josefa Peinado López, 55 años. Casada con Manuel Peinado, 2 hijos.
Tomasa Peinado López, 61 años. Casada con Antonio Fernández, 5 hijos.
Ramona Puntas Lorenzo, 52 años. Casada con German Franco (asesinado), una hija.
Manuela Sanchez Gandullo. 57 años. Casada con Emilio Valdivia, 3 hijos.
El jefe del Estado Mayor Cuesta Monereo,
informó a Franco que fueron fusiladas “por tratarse de “sujetos
peligrosísimos de filiación marxista que auxiliaban a los huidos
proporcionándoles alimentos”. Los falangistas querían sacarles a estas
mujeres el paradero de sus familiares, que estaban en el frente con el
bando republicano o habían escapado a la sierra.
En el libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla, José María García Márquez
explica que las “matanzas de mujeres como en Gerena, El Real de la
Jara, El Ronquillo o Guillena, eran exclusivamente operaciones de
limpieza, para cortar de raíz las ayudas que los huidos en las sierras
estaban recibiendo de los pueblos”. García Márquez tiene expedientes de
más de 500 mujeres asesinadas en la provincia de Sevilla: “Más que 13,
17 o 25 rosas, hay una auténtica rosaleda de muerte”.
“El Moña, el enterrador, vaya forma en que
trató aquellos cuerpos muertos”…“Una de las muchachas venía embarazada,
se escabulló y se escondió detrás de un nicho, y el Moña les dijo, Ehhh,
aquí hay una, se volvieron todos y la mataron”…“aterrados vieron los
relampagones de las descargas de los fusiles una y otra vez. Aún no era
de día cuando comenzó la matanza”…“
A las mujeres las mataron el comando
de Falange de Gerena, compuesto por Pozo el empedrador el jefe de ellos,
Carrillán el famoso, el Chato Panadero, el Popo, José el Calentitero el
de los calentitos un elemento bueno, Juan Valderas El Pescadero que era
cojo, Quito el Demonio que mató a un niño a chocazos contra una pared,
Felipe el Caco, Arturo el de la Mariqui y Apache, Montero el Guardia
Civil asesino de niños, que mató al niño del Polvorista”…”Estos asesinos
viajaban a las aldeas del Castillo y a la sierra de Aznalcollar para
fusilar Republicanos detenidos”…“Abusaron de una después de muerta, el
Moña y el Maestro Empedrador le sacó con un puñal el niño del vientre a
la que estaba embarazada eso fue terrible, tremendo”…
“Cuando las mujeres
trataban de esconderse en los nichos excavados en la tierra, El Moña
las cogía por los pelos y las ponía para que las mataran”…”Ellos
disparaban desde la cancela, eran 12 o 13 de Falange y 2 o 3 Guardias
Civiles”. (Documentalismo Memorialista y Republicano, 14/11/17)
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