29/12/15

El linchamiento de una mujer


"Las imágenes son insoportables. Una turba enfurecida golpea a una mujer hasta matarla en Kabul, y no se detiene ahí. Ocurrió en marzo y ahora el NYT ofrece la historia completa, la de su asesinato y el proceso judicial posterior, a lo que une un vídeo con imágenes del momento del linchamiento. 

Porque muchos de los testigos se ocuparon de grabar los hechos con sus móviles. Nadie intervino para salvar a la mujer, excepto algunos policías en un intento fracasado de subirla al tejado de una caseta. Otros agentes contemplaron el crimen sin moverse.

La historia no sería más aceptable si la víctima hubiera cometido algún delito. Pero lo que hizo Farkhunda Malikzada, una estudiante de 27 años, fue denunciar que alguien se dedicaba a vender amuletos en un santuario religioso de la capital de Afganistán. El responsable salió a la calle y la acusó en público de haber quemado un Corán.

Farkhunda había metido algunos de esos amuletos en un cubo y les había prendido fuego (algunos de ellos son poco más que inscripciones hechas en un papel que se supone que dan buena suerte en aquello que busca la persona que los compra). Según la comisión de investigación puesta en marcha por el Gobierno, el custodio del santuario metió en el cubo páginas de un Corán quemado hace tiempo, y eso fue lo que enseñó a la gente en la calle.
 
Alguno se preguntará cómo esa persona podía tener en su poder páginas quemadas del libro sagrado para los musulmanes. No es extraño que en una mezquita o centro religioso se guarden en una habitación restos de coranes viejos y rotos. Lo que no está permitido es tirarlos a la basura.

El custodio echó a la gente contra la mujer porque lo más probable es que el “adivino” y él tuvieran un trato para que el primero vendiera esos amuletos, y también condones y pastillas de Viagra, como se supo después.  (...)

Farkhunda no fue asesinada en una zona controlada por los talibanes ni el crimen fue cometido por un grupo yihadista. Se produjo en la capital del país, a plena luz del día y frente a decenas de policías. Los asesinos, las personas que les jalearon y los que no hicieron nada para detenerlos eran habitantes de Kabul. (...)"                  (Guerra eterna, 27/12/15)

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