Manuel Hernández, cabo de la Guardia Civil en Albendín
"El historiador Arcángel Bedmar rescata la
figura del cabo de la Guardia Civil Manuel Hernández en el libro
'Patriota era, y patriota soy', que ha podido ver la luz gracias también
a la aportación y trabajo de José Manuel Hernández, bisnieto del cabo
represalidado.
Ni una calle con su nombre. Ni una placa que lo recuerde. En Albendín,
pedanía de la localidad cordobesa de Baena, tan solo la memoria de los
vecinos más viejos recuerda a aquel cabo de la Guardia Civil, Manuel
Hernández, comandante de puesto del cuartel. Llegó al pueblo, de unos
2.000 habitantes, en enero de 1935.
Nadie imaginaba por entonces que aquel cabo, de buen porte, educado y culto, sería su salvador. Un héroe. El héroe, anónimo y desconocido, de Albendín. Un héroe represaliado. (...)
José Manuel le contó a Arcángel que a su bisabuelo lo expulsaron del
Guarda Civil y lo metieron preso –pasó por prisiones de Córdoba, El
Puerto de Santa María, El Dueso (Santoña) y Toledo- por haber avisado a algunos vecinos, los dirigentes del Centro Obrero y miembros del Frente Popular, para que huyeran
de sus casas antes de que los apresaran, tras el golpe de los rebeldes
el 18 de julio de 1936. Poco más conocía, entonces, José Manuel de su
bisabuelo. Aún no sabía que era bisnieto de un auténtico héroe.
Ni si quiera había sentido, hasta entonces, excesiva curiosidad por
leer aquellas páginas que su bisabuelo había dejado escritas, herencia
de emociones para sus hijos. Nunca, nadie que no fuera de la familia,
había leído aquellos escritos, que combinaban las anotaciones a mano,
escritas desde las cárceles, con 20 folios mecanografiados en 1942, ya
en libertad, y a las que había titulado Páginas Confidenciales.
“Por desgracia, muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos entre
las manos y lo más difícil de encontrar, pues lo ocultamos en el último
cajón de un rincón perdido”, recordaría el pasado 28 de noviembre José
Manuel ante los vecinos de Albendín.
Arcángel tuvo que esperar cuatro meses a que su alumno encontrara
aquellos escritos y algunas fotos. Los meses de espera habían valido la
pena. El historiador se dio rápidamente cuenta que tenía ante sí un
relato valiosísimo, inédito y, además, muy bien escrito.
Ninguno de sus
colegas historiadores, como Francisco Espinosa y Francisco Moreno,
habían hallado jamás un documento similar: los recuerdos escritos de un guardia civil que se mantuviera fiel a la legalidad republicana.
“Apenas dormía, y cuando me rendía el sueño era para soñar que me
hallaba entre los míos, no estrechándolos entre mis brazos, sino delante
de un plato de comida, que ni durante el sueño podía satisfacer el
hambre que me consumía y que me hacía despertar moviendo las mandíbulas
como si estuvieran masticando”, fueron algunos de los recuerdos de la
cárcel que quedaron plasmados en las páginas.
Según el historiador, “el valor histórico de su narración resulta extraordinario,
pues aporta fechas, personajes y datos, sobre todo de Albendín, y
Baena, recogidos por un testigo presencial que conservaba una memoria
muy precisa y cercana a los hechos”.
Bedmar no tardó en acudir al Archivo del Tribunal Militar Territorial
II de Sevilla. Todas las piezas del puzle comenzaron a encajar. Allí se
conservaba, causa 259/36, legajo 243, expediente 4.051, el sumario del
consejo de guerra, el simulacro de juicio al que habían sometido a Manuel Hernández en
1937 tras la denuncia del teniente Pascual Sánchez. Fue condenado a
cadena perpetua, lo que supuso su expulsión de las filas de la Guardia
Civil y su encarcelamiento durante casis seis años,
“hasta el 30 de mayo de 1942, cuando una revisión de la condena le
permitió salir en libertad condicional”, según explica el historiador en
‘Patriota era, y patriota soy’, la obra que une las ‘Páginas
Confidenciales’ de Manuel Herández con la investigación realizada por
Bedmar.
El 28 de noviembre de 2014 Arcángel presentó el libro el Albendín.
Allí también estuvo su ya ex alumno, que ahora estudia Ingeniería y que
participó, orgulloso, en la presentación. “Cuando he leído las memorias de mi bisabuelo me he sentido feliz
y satisfecho. He admirado su humanidad, su fidelidad a la legalidad
republicana y su defensa de la democracia y la libertad.
Aunque soy
joven, sé que esos valores no nos los ha regalado nadie, que hemos
tenido que ser los ciudadanos los que hemos debido ganarlos luchando por
ellos. Contar entre tus antepasados con alguien que salvó muchas vidas
aunque se jugara la suya, y que ha pasado de ser un desconocido a tener
un libro en solo unos meses no es algo de lo que puedan presumir muchas
familias.
Por eso, yo y mi familia nos sentimos muy afortunados esta
noche y solo tenemos palabras de agradecimiento para todos aquellos que
han posibilitado la edición de este libro y el acto de presentación de
hoy”. Estas fueron algunas de sus palabras en aquella presentación.
Tras su intervención, una señora se acercó a José Manuel y le dijo: “Gracias a tu bisabuelo yo estoy en el mundo. Él salvó a mi abuelo”. (...)" (Francisco Artacho
/ Sevilla, Público, 30 ene 2015)
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