"(...) Yo nací en Gironella, en las faldas del
Pirineo, donde trabajaban mis padres. Mi padre, durante la guerra,
estuvo en el frente, y mi madre continuó de directora en la escuela
pública.
Yo, naturalmente, no recuerdo nada, pero mis hermanos mayores
–mi hermana y mi hermano- sí que recuerdan muy bien cuando el Ejército
golpista ocupó Gironella. La represión fue brutal, aunque fue incluso
peor de lo que conocíamos. Solo recientemente he podido saber detalles
que desconocía de esta represión.
¿Cómo es que usted no lo sabía?
Las personas republicanas que perdieron
la guerra no explicaron a sus hijos lo que había ocurrido por miedo a
que estos conocieran lo que había pasado, conocimiento que podía
haberlos puesto en peligro. Por ejemplo, mis hermanos y yo no supimos
hasta bastante más tarde que algunos miembros de mi familia habían
estado en el maquis antinazi en Francia.
Y que una de mis tías estuvo
detenida en un campo de concentración nazi. Si las autoridades fascistas
hubieran descubierto que familiares nuestros estaban o habían sido
detenidos por los nazis, nos habrían convertido a nosotros, hijos de
“rojos”, en sujetos de represión. De ahí que para protegernos, nuestros
padres nunca hablaran de lo que había pasado.
¿Y qué es lo que conoció recientemente, y cómo lo supo?
Una persona que leía mi blog me escribió
y me preguntó si yo era hijo de los que habían sido maestros de
Gironella. Cuando le dije que sí, me escribió diciendo que todavía
vivían en Gironella personas que habían sido estudiantes de mis padres a
las que les gustaría conocernos a mí y a mis hermanos.
Fui con mi
hermano y nos reunimos con veinte personas de más de 75 años que, en las
mismas aulas y en la misma escuela donde mis padres les dieron clase,
nos explicaron lo mucho que querían a mis padres, lo enormemente
importante que la escuela pública había sido para ellos, el impacto que
mis padres tuvieron en sus vidas, y también el gran dolor que sintieron
cuando mis padres fueron expulsados del magisterio y humillados por los
golpistas.
Me explicaron cómo la represión fue liderada por el partido
fascista, la Falange, concretamente por una maestra de la Escuela
Pública que era fascista, la Sra. Rosa Jornet, que pasó a ser directora
de la Escuela Pública cuando echaron a mis padres, y a la que todos
odiaban. La represión estaba dirigida por la Falange, por el cura y por
el dueño de la fábrica textil.
Fue una síntesis, un espejo de lo que
ocurrió en Catalunya y en España. Algunos de los detalles de la
represión no los sabíamos. Mis padres nunca nos hablaron de lo que
habían sufrido. No les gustaba hablar de sí mismos.
Parece que sus padres le impactaron mucho.
Sí. Mis padres eran muy representativos
de toda una generación que luchó con enorme dignidad contra el fascismo
en Catalunya y en España y contra el nazismo en Europa, motivada por un
enorme amor y compromiso con sus estudiantes y vecinos. Lucharon durante
toda su vida contra las injusticias que abundaban en su entorno.
Hicieron –como mi padre me dijo en una ocasión- “lo que haría cualquier
persona honrada y decente: defender al gobierno –que consideraban suyo-
frente a las fuerzas reaccionarias que siempre habían dominado Catalunya
y España”. “Lo hicimos” –me dijo- “y lo volveríamos a hacer”.
He
conocido a miles y miles de vencidos republicanos que tenían la misma
postura, esparcidos en la diáspora republicana por todas partes del
mundo y muy en especial por América Latina. Entre ellos, familiares
míos. Eran la Catalunya y España solidarias, justas y democráticas, que
lucharon frente al fascismo y al nazismo en este continente. Su éxodo y
exilio empobrecieron enormemente a Catalunya y a España. (...)
¿Y qué pasó con el SUT?
Que lo prohibieron. Siempre recordaré
cuando Martín Villa, el jefe del SEU, me indicó que nunca encontraría
trabajo en España. Fue una de las conversaciones más desagradables que
he tenido en mi vida.
¿Dónde trabajó usted?
No pude encontrar trabajo. Trabajé con
unos medios escasísimos en el barrio del Somorrostro, trabajando en el
SUT, como estudiante de medicina y más tarde como médico. Una de las
instituciones que nos financió fueron unas monjas francesas,
equivalentes a los sacerdotes obreros.
Eran monjas obreras, gente
estupenda, que fueron de enorme ayuda. Así es como me convertí en médico
de lo que la derecha catalana, liderada por Jordi Pujol, que estaba en
la Facultad de Medicina, llamaba los “charnegos”. Tuve el enorme orgullo
y honor de ser el primer médico de los charnegos en el Somorrostro.
¿Qué recuerdos tiene de ello?
De una enorme pobreza a nivel material y
de una enorme riqueza humana de muchas de las personas que conocí. Era
la otra Catalunya, que es la que ha construido Catalunya. Tengo
experiencias inolvidables. Eran los otros catalanes. (...)"
(Entrevista al Profesor Vicenç Navarro realizada por estudiantes
de Ciencias Políticas y de Ciencias Económicas de la Universidad Pompeu
Fabra el 3 de noviembre de 2014, en vnavarro.org, 19/11/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario