"(...) Los familiares también están tomando un papel protagonista en este
proceso. Como Xosé Miguel Suárez, nieto de Jesús Fernández Pérez, un
albañil de Tapia, que fue encarcelado cuando tenía 33 años en el mes de
noviembre de 1936.
Un grupo de miembros de la Falange conocidos como “El
Cangrexo” lo sacaron de noche de la cárcel. Su mujer, que tenía una niña de seis días, no volvió a saber más de él.
Para
Xose Miguel era importante que la muerte de su abuelo constase en un
proceso judicial. «Fíxilo porque sé que la muria d’impunidá namás se
puede romper a base d’aneciar, y la vía abierta pola querella arxentina
ye una manera de dir comiéndola pocoñín a poco».
Clemente Amago López-Villar era alcalde del concejo de San Tiso d’Abres por el Partido Socialista en 1936. Tras
el golpe de Estado, las torturas y detenciones por parte de la Falange
obligaron a Clemente a esconderse en los montes de Castripol, pero unos
vecinos los delataron. Los forajistas lo encontraron y lo
torturaron. Al día siguiente lo llevaron hacia Lugo en un camión.
Nunca
más se supo de él. Tan sólo dejaron su reloj en un bar. A la familia le
llegó un requerimiento judicial pidiendo explicaciones sobre Clemente
por haber desatendido su cargo de alcalde. «Les pedían las llaves del
ayuntamiento y una descripción. Meses más tarde llegó una multa de 200
pesetas por haber desatendido su cargo», cuenta su nieto Manuel Amago.
Manuel sabe que en el caso de su abuelo no hay una solución judicial
clara, pero quiere que se repare a las víctimas y familiares y que se
reconozca como parte importante de la historia de España. «No se conoce
la represión brutal que hubo. España es el segundo país del mundo con mayor número de desparecido después de Camboya».
Lo mismo que ocurre con María José Martínez Abargues, otra nieta que
acudió a Madrid junto a su hermana para denunciar por los cuatro
abuelos. Una abuela, Aida Alvaré Marqués, embarazada de cinco meses, fue
asesinada junto a su marido, José Martínez Vázquez en la playa de
Salinas en octubre de 1937.
Su otro abuelo, José Abargues Perles era
comunista y luchó en el frente por la República. Fue fusilado después de
pasar dos años en un campo de concentración en Burgos. Su mujer,
Josefa Dávila Álvarez, embarazada y con seis hijos, fue encarcelada
de rebote, acusada de haber robado. Cumplió seis de los trece años que
le fueron impuestos en prisión.
«Se nos abrió la oportunidad de presentar una querella o denuncia y la aprovechamos.
Queremos que nos escuchen, queremos justicia. Que se reparen los
nombres de nuestros abuelos. Que la memoria no se pierda. Es indignante
que no sepamos qué pasó con nuestros abuelos después de cuarenta años»,
relata Maria José." (María García San Narciso, Diagonal, Redacción Asturies, 03/08/14)
2 comentarios:
Tomo nota de tu blog. Parece un lugar muy interesante. volveré con más tiempo
Soy Manuel Amago, nieto de Clemente Amago Villar, alcalde de San Tiso de Abres en 1936, y quisiera hacer una pequeña aclaración a los datos de esta entrada:
Clemente se escondió en el monte de San Tiso, una vez vistas las amenazas de vecinos falangistas. Después de que su vivienda sufriera registros e incautaciones por parte de esos mismos vecinos, un día decidió buscar refugio en casa de un familiar sacerdote residente en Castropol. Un vecino le delató cuando abandonaba su vivienda. Los vecinos falangistas le apresaron y
torturaron. El resto del relato es tal cuál se cita en la entrada.
Gracias por corregir estos pequeños detalles, pero creo que es importante ser fiel a los hechos conocidos, en aras de la mayor credibilidad posible
Publicar un comentario