5/2/14

Y cada día corta un trocito para alimentar a su hija

"(...) El escritor Daniil Granin, que luchó como voluntario en el frente de Leningrado y después escribió uno de los libros más escalofriantes y despiadados sobre el asedio, relataba en el Bundestag de Berlín el mismo 27 de enero pasado —que es también el Día Internacional de la Memoria del Holocausto por haber sido liberado Auschwitz en esa fecha de 1945—, los horrores que vivieron los rusos en la ciudad a orillas del Nevá:

“Una mujer pierde a su hijo, quien muere de hambre. Tenía tres años. Coloca el cadáver entre las ventanas, hace mucho frío. Y cada día corta un trocito para alimentar a su hija y salvarla aunque sea a ella. La hija tenía 12 años y no lo sabía. La madre no se permitió ni morir ni volverse loca. La niña sobrevivió. Hablé con ella. Lo supo todo después de muchos años. ¿Podéis imaginarse en lo que se había convertido la vida de los asediados?”.

Según Granin, el ejército alemán “sin grandes esfuerzos, en condiciones bastante confortables, esperaba que el hambre y el frío forzaran a la ciudad a capitular... Hacían la guerra no con armas, sino con la ayuda de la hambruna, la artillería de largo alcance, los bombardeos. Eliminaban a civiles indefensos, que no eran capaces de participar en ese duelo. Eso es nazismo en su manifestación más asquerosa”, dijo el escritor en medio de un silencio total. (...)"             (El País, 04/02/2014)

No hay comentarios: