20/11/13

Pero el hecho de que perdieran la vida millones de seres humanos, en eso no pensaba, eso no le hizo perder ni una sola noche de sueño

"DOCTOR  KONRAD  MORGEN.  Magistrado investigador de las SS.


Aún recuerdo una conversación que sostuve en Berlín con el profesor doctor Grawitz, médico de las SS, poco antes de que me fuera a Auschwitz. 

El doctor Grawitz tenía una gran reputación en Alemania y en los círculos cultos internacionales; su padre era un gran humanista y el hijo tenía educación ción clásica. 

Este hombre tan inteligente me dijo, en relación con el oro dental, que todas las noches soñaba con él, y que era como si tuviera enanitos dándole martillazos en los dientes, y entonces pensaba en el oro dental que estaba desapareciendo en Auschwitz. 

Pero el hecho de que perdieran la vida millones de seres humanos, diariamente, cada hora, en eso no pensaba, eso no le hizo perder ni una sola noche de sueño. 

El único sentimiento humano que se le puede achacar a este hombre es que se detuvo a meditar la forma de matar a personas sin dolor. Lo que en realidad quería no sólo era la ejecución sin dolor, sino que las víctimas no sintieran el miedo a la muerte antes de tiempo. 

La muerte debía llegar sin avisar y de súbito. Y este hombre lo había pensado todo, aparentemente por motivos humanos, pero en la práctica se veía que la astucia con que camuflaban y escondían la verdad era la única razón por la que todo el sistema funcionaba con tanta comodidad, sin un sobresalto, a tan enorme escala."                          

(Richard Holmes: Un mundo en guerra. Historia oral de la segunda guerra mundial, ed. Crítica, Barcelona, 2008, págs. 547/8)

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