"(...) el catedrático sevillano de Historia del Derecho Bartolomé Clavero, hijo de un destacado jerarca del franquismo,
que acaba de publicar 'El árbol y la raíz. Memoria histórica familiar',
un libro profundamente autocrítico donde airea sus demonios familiares
sin complejos.
El autor realiza un análisis íntimo e
introspectivo sobre su experiencia vital personal como miembro de una
familia de la casta privilegiada del franquismo, ya que su padre fue
gobernador civil en la postguerra de Tenerife y de Segovia y acabó
siendo notario del pueblo sevillano de Cazalla de la Sierra.(...)
Bartolomé Clavero arremete contra el negacionismo y la contramemoria
de la casta franquista, contra los profesores fascistas de la
Universidad de Sevilla donde se educó, contra los alcaldes corruptos que
se enriquecieron, contra los curas golpistas provocadores
sin olvidar a algunos pederastas, contra los chaqueteros
pseudodemócratas y contra alguno de sus hermanos al que pone como
ejemplo de "desmemoria histórica". Y lo dice abiertamente, con nombres y
apellidos, en lo que él mismo considera un "descargo de conciencia".
"¿Ha
de respetarse, por presunción irrefutable de inocencia, a quienes
seguimos patrimonialmente beneficiándonos de aquella sangre y de aquel
dolor?". Clavero se hace esa pregunta en el libro y anota una reflexión:
"Hablo desde las perspectiva de los descendientes de vencedores, de
quienes tenemos contraídas responsabilidades aunque no tengamos
personalmente responsabilidad. Las hemos heredado con el patrimonio". (...)
Uno de los privilegios inherentes a la cuna franquista era ser alumno
de pago del colegio sevillano de Portacoeli: "Los Jesuitas parecían
menos fascistas, pero el ambiente franquista era palpable.
Allí vi al primer cura que se presentó voluntario a Queipo para
confesar a los condenados después de que otra orden religiosa se
retirara al constatar en las confesiones que la gente no entendía por
qué los iban a fusilar y vi cómo un cura notoriamente pederasta no era
expulsado, sino destinado a trabajar con los alumnos gratuitos". (...)
Y añade sin limitarse a la responsabilidad pública: "Alemania es un
ejemplo donde empresas privadas que colaboraron con Hitler tuvieron que
indemnizar a las víctimas del nazismo".
La responsabilidad civil del expolio
de la dictadura franquista se saldó en la Transición de manera
restringida a algunas organizaciones políticas y sindicales históricas.
"Se negoció una compensación muy por debajo del valor de los bienes
incautados, pero no hubo una devolución por la vía de la justicia. Pero
el gran expolio no fue sólo a estas organizaciones, sino también a
personas, a familias y a fundaciones privadas".
Este jurista, que es el único representante español en el Foro de la ONU
sobre asuntos indígenas, arremete contra la justicia española por
"practicar una prevaricación sistemática" bajo el argumento de la prescripción de los delitos y
de que los hijos de quienes recibieron los bienes son ahora titulares
de buena fe. "No se pueden esgrimir tales argumentos cuando no ha habido
una situación normal de acceso a la justicia para que pudieran reclamar
las víctimas sus derechos".
En este punto, Bartolomé Clavero retoma su
descargo de conciencia con una interpretación generosa y poco común:
"Por eso los que hemos heredado patrimonios y nos hemos beneficiado de
la posición familiar resultante de la dictadura franquista no debemos
estar exentos de esas responsabilidades".
Pese a la lógica de sus argumentos, el profesor Clavero no cree que
llegue el día en que los herederos de los beneficiarios franquistas de
los bienes injustamente expropiados y confiscados tengan que devolver
algún día las casas o las fincas a los herederos de sus legítimos y
originarios propietarios.
Y pone como ejemplo la actuación de la justicia en defensa del honor y la honorabilidad
de "los delatores y de los que prestaron testimonios falsarios que
dieron pie a fusilamientos". "La justicia ha dado la razón a sus hijos
en la defensa de un derecho indefendible", sostiene este catedrático de
Historia del Derecho, al tiempo que critica que "haya condenado a
investigadores solventes y haya ordenado la destrucción de obras como
una página de Internet con muchos datos, todo ello en defensa de ese
llamado honor de quienes fueron como mínimo ladrones y como máximo
asesinos".
Bartolomé Clavero no pasa por alto en su libro "la estratigrafía peculiar que creó el franquismo" en Sevilla, donde más bien cabría hablar de queipismo
dada la fuerte impronta del general también conocido como 'virrey de
Andalucía'.
La Basílica de la Macarena -donde reposan sus restos-, las
cofradías y las iglesias de San Gonzalo -por él- y de Santa Genoveva
-por su esposa-, las cofradías de postguerra llamadas de la Paz y la
Victoria, o la reciente retirada del nombre de Pilar Bardem
a una calle para sustituirla por el de Nuestra Señora de las Mercedes
-por la madre del general- hacen de Sevilla una ciudad que no acaba de
desprenderse de la memoria del general golpista que traicionó a la
República Gonzalo Queipo de Llano.
Por si fuera poco, el profesor
Clavero añade un dato significativo más: la muy reciente rotulación de
una nueva y céntrica calle con el nombre de Jesús de la Victoria. "Este
nombre fue un invento de Queipo de Llano para celebrar la victoria fascista,
pero también ocurre que estamos en tal momento de desmemoria que no
tengo constancia de que la oposición municipal de izquierdas haya puesto
el grito en el cielo porque se le ponga una calle a la victoria
franquista a estas alturas del año 2013", concluye." (Público, 29/06/2013)
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