"DOCTOR GRAY
Hablo de la
concupiscencia del ojo, una expresión bíblica que me gusta especialmente porque
gran parte del atractivo de la guerra es sencillamente el atractivo de lo
extravagante. Aunque en esto hay un elemento de belleza.
En la guerra, los
soldados aprenden a experimentar una especie de éxtasis, que literalmente
significa salir de uno mismo. Yo trato de pensar en ello desde el punto de
vista de una contigüidad. Uno podía ser arrastrado, absorbido por un
espectáculo, creo que especialmente en el sur de Francia, el terrorífico
bombardeo.
Cuando llegaban nuestros aviones, yo esperaba literalmente que la
costa se despegara y se fuera mar adentro. Pero observar aquello era olvidar
que tenías que meterte en lanchas de de-sembarco y salir corriendo hacia la
orilla.
Era un espectáculo horrendo al que creo que todo el mundo, incluido yo,
se sentía arrastrado, así que nos olvidábamos por completo de nosotros mismos
y, aunque no sea de ningún modo cierto que disfrutáramos, estábamos totalmente
absorbidos, perdidos en el espectáculo."
(Richard Holmes: Un mundo en
guerra. Historia oral de la segunda guerra mundial, ed. Crítica, Barcelona,
2008, págs. 542)
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