"La máxima “popularidad” del ricinamiento comienza con la Falange.
Durante la guerra el ricino se convierte en un elemento de represión en
la retaguardia, destinado a las mujeres; con los varones se empleaban
otras técnicas menos sutiles.
Se solía decir que el fuerte poder laxante
del aceite depuraba su “tóxico interior” y el corte del cabello servía
como censura de su libertinaje. En los primeros años de la postguerra se
continuó usando el purgante en los cuartelillos de la Guardia Civil.
También se extendió por todas la Merindades. A Agustina Santos, vecina de Frías la raparon el pelo y le dieron aceite de ricino mientras a su marido Felipe Salazar, se lo llevaron, se le cree fue fusilado en La Pedraja.
A la esposa de Pedro Arquiaga,
de Incinillas, también la detuvieron y se la llevaron a Villarcayo. Le
raparon el pelo y la obligaron a ir por todo el pueblo de Villarcayo
rezando el rosario de rodillas.
De la Medinesa Teopista Gallagase
contó: “a quien hubo que cortar el pelo como responsable de intentar
convencer con insinuaciones al reparto de bienes y personas, proclamar
el odio a la religión católica y defender e incitar a la práctica del
amor libre a las virtuosas doncellas de la localidad”
A Eufemia Alonso Pereda
de Sotoscueva, tras raparla el pelo, acusándola de roja, y someterla a
infinidad de vejaciones, la emplearon como cocinera para la tropa
nacional, la trasladaron a Espinosa de los Monteros y de allí al
cuartel de los falangistas habilitado en El Crucero, hasta su
fusilamiento y enterramiento en una cuneta supuestamente en Villalázara.
En Quisicedo (también Sotoscueva) un grupo de mujeres fueron todas
peladas y obligadas a tomar aceite ricino, desde un vaso hasta una
botella, mientras las paseaban por el pueblo.
A alguna la pintaron el
culo de rojo, luego las llevaron presas.A las hermanas montijanas Sañudo, Carolina, Jovita y Aurora sufrieron el corte de pelo en Espinosa, entre otras vejaciones.
Además estuvieron acompañados de otras humillaciones sádicas como a
algunas les pintaron el culo de rojo, que se complementaban con el
servicio a los vencedores: limpiar calles, casa… le pusieron a barrer la
iglesia, como escarnio, Obligar a limpiar los cuarteles y las sedes de
la Falange.
No cabe ninguna duda que en algunos casos se dieron violaciones y
abusos sexuales, menos conocidas, por lo oculto, el tabú social. Durante
la posguerra se instaló en el país un absoluto control social con un
sistema de «abajo arriba» que impedía la menor disensión.
Las mujeres
vivieron esta persecución constante de una manera especialmente dolorosa
y cruel. Se extendieron las violaciones y vejaciones sexuales en
comisarías, cuarteles y cárceles en un intento de cosificar y
deshumanizar También se produjeron deportaciones, raptos de los hijos,
robarles los nietos
Maltrato psicológico, insultos, desdén, menosprecio, a la cola,
obligadas a bailar en las fiestas de los nacionales, los últimos,
bautizar a los hijos cambiándoles de nombre, en la doctrina en la
iglesia, las ricas delante, las pobres detrás…" (lasmerindadesenlamemoria, 06/03/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario