24/3/15

La tecnología de IBM fue la que sirvió a Hitler para organizar, distribuir, explotar y eliminar a millones de judíos y prisioneros de guerra

 El sello "Hollerith" indica que los datos de este prisionero español han sido procesados por IBM

"Si hubo un grupo de cómplices del nazismo que se fue “de rositas” tras el final de la II Guerra Mundial, ese fue el de los empresarios. Hombres de negocios alemanes, austriacos, franceses y también estadounidenses que se enriquecieron bajo el capitalismo fascista que impuso el III Reich.

 Nombres tan conocidos como Bayer, Ford, Standard Oil o Siemens colaboraron activamente con Hitler y no dudaron en utilizar como trabajadores esclavos a los prisioneros judíos, soviéticos o españoles de los campos de concentración. (...)

Hitler y el resto de su camarilla eran grandes "hombres de negocios". En sus mentes pesaban más el dinero y las cuestiones económicas que su deseo de exterminar a los judíos. Su modelo de capitalismo fascista, pese a estar basado en una fuerte intervención estatal, resultó muy atractivo para los empresarios alemanes y también para importantes magnates extranjeros, principalmente estadounidenses.

Las SS crearon sus propias empresas para beneficiarse del trabajo esclavo de los millones de prisioneros capturados por el ejército alemán. La DEST y la DAW fueron las dos más destacadas. El objetivo de Himmler era que, gracias a estas compañías, las SS pudieran jugar un papel predominante en la economía alemana, incluso en el escenario de paz que se abriría tras la guerra. 

Las empresas de armamento, automoción, productos farmacéuticos y tecnología no podían contar con los jóvenes alemanes para trabajar en sus fábricas porque estos se encontraban en los frentes de batalla. Los prisioneros de los campos y los trabajadores forzosos se convirtieron en la mejor opción y también en la más barata. El negocio de los campos era redondo.

 La DEST suministraba los trabajadores, las SS ofrecían la seguridad y las empresas aportaban el resto. En el reparto de papeles todos ganaban. Todos menos los deportados, que morirían a millares en las canteras y las fábricas controladas por el emporio de las SS y por las empresas privadas alemanas y norteamericanas.

La lista de firmas alemanas que colaboraron y se beneficiaron de las políticas bélicas y genocidas del régimen nazi es interminable. Desde gigantes de la automoción hasta pequeñas empresas familiares e incluso particulares que utilizaron prisioneros de los campos de concentración para cultivar sus tierras o trabajar en sus granjas. Estas son algunas de las más destacadas:

IG Farben Este consorcio fue el que mejor exprimió todas las opciones de negocio que facilitaba el régimen nazi. Fabricó combustible y un tipo de caucho sintético llamado "Buna" para el ejército alemán, suministró los productos químicos para la exterminación masiva de "enemigos" del Reich y se aprovechó del trabajo esclavo de miles de prisioneros de los campos. Tres empresas químicas y farmacéuticas constituían el corazón de IG Farben: Bayer, Basf y Hoechst.

Audi empleó en su cadena de producción a 20.000 trabajadores forzados.

Daimler utilizó a gran escala trabajadores forzados para la fabricación de automóviles.

Bosch empleó a unos 20.0000 trabajadores forzados.

Volkswagen colocó en gran parte de su producción a trabajadores forzados.

Krupp (actualmente  Thyssenkrupp). Krupp tuvo la consideración de empresa modelo del nacionalsocialismo y empleó a más de 75.000 trabajadores forzados.

Deutsche Bank. El historiador Harold James analizó el periodo nazi en 1995. James tildó la actitud del banco en aquella época como "complaciente".

Lufthansa autorizó al historiador Lutz Budraß la realización de un estudio sobre su participación en la creación de la Luftwaffe. Los datos oficiales del estudio no se han publicado todavía. La pregunta permanece en el aire.

Bertelsmann encargó al historiador Saul Friedländer un estudio que fue presentado en 2002. El gigante de los medios de comunicación se aprovechó del régimen nazi de forma masiva.

Quandt (propietaria de  BMW). Según la investigación llevada a cabo por el historiador Joachim Scholtyseck, Günther Quandt se enriqueció en el periodo comprendido entre 1933 y 1945. La empresa del magnate utilizó a 50.000 trabajadores esclavos.

Oetker abrió sus archivos en 2007 tras la muerte del patriarca, Rudolf August Oetker. El historiador Deren Erkenntnisse reveló que Rudolf A. había pertenecido a las Waffen-SS y colaborado activamente con el régimen nazi.

Adidas y  Siemens han permitido que se investiguen sus archivos. Se sabe que, ambas empresas, emplearon a miles de trabajadores esclavos.
Cómplices en Detroit y Nueva York

Historiadores y economistas coinciden en que a Hitler le habría resultado imposible lanzarse a la conquista de Europa sin el apoyo de cuatro grandes multinacionales estadounidenses: Standard Oil, General Motors, Ford e IBM.

General Motors. Fabricó miles de camiones militares en sus factorías de Alemania. Su modelo bautizado con el nombre de Blitz, Relámpago, sirvió a Hitler para entrar con sus tropas en Austria. 

La admiración del Führer por la tecnología de Opel y su agradecimiento por contar con su colaboración le llevó a conceder la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana a su director ejecutivo, James Mooney. GM utilizó a prisioneros de los campos como trabajadores esclavos.

Ford. El fundador de la compañía, Henry Ford, era ya conocido a finales de los años 20 por su profundo antisemitismo. Hitler admiraba profundamente a Ford, del que llegó a decir que era su inspiración. 

Ese amor era mutuo y permitió que la empresa automovilística estadounidense se convirtiera en el segundo productor de camiones para el ejército alemán, superado únicamente por Opel-General Motors. 

Henry Ford también fue distinguido por Hitler con la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana en 1938. Tras la invasión de Francia, la empresa estadounidense continuó trabajando para el Reich y se negó a fabricar motores para los aviones de la Royal Air Force británica. Al igual que GM se aprovechó del trabajo esclavo de miles de deportados.

Standard Oil Le proporcionó a Hitler el combustible y el caucho necesario para emprender la invasión de Europa. El Gobierno nazi, consciente de que las importaciones de petróleo se reducirían con el estallido de la guerra, decidió fabricar combustible sintético. 

El complejo proceso de elaboración no habría sido posible sin la alianza entre el consorcio alemán IG Farben y la Standard Oil norteamericana. Los buques cisterna de la Standard suministraron combustible a barcos alemanes en Tenerife y otros puertos de la España franquista.

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