8/3/11

Se llamaba Sharafbin Mohamed y murió el pasado 26 de febrero en la temida prisión de Abu Salim, en Trípoli.

"De allí les llevaron a la cárcel de Abu Salim, donde el régimen tiene encarcelados a miles de presos políticos e islamistas.

"Allí llegaban prisioneros de todas las nacionalidades: nigerianos, tunecinos, egipcios, sudaneses. En mi zona había unos 30 argelinos. A muchos los habían arrestado en esos días y les acusaban de colaborar con la revolución".

Los agentes de Gadafi se ensañaron en la primera noche. Además de a puñetazos y patadas, se emplearon a fondo con un gran palo de madera. Los dos hombres quedaron malheridos. No tenían comida ni agua.

La situación era especialmente grave para Sharafbin, que pedía a gritos que le trajeran la insulina, confiscada por los agentes en el control de carretera. Nadie le hizo caso. Su cuerpo, cada vez más débil, se fue encorvando en un rincón de la celda. Sabr no paró de pedir ayuda a los policías.

Estos sofocaban sus gritos con más palos. "Fue cinco días después de la detención cuando mi primo ya no se despertó. Estaba sentado, con la cabeza apoyada en las manos. Decía: 'Estoy enfermo, estoy enfermo. ¿Por qué no viene la ayuda?' Luego dejó de respirar".

Murió sobre las cinco y media de la tarde. Cuando sus captores le llevaron al hospital ya no había nada que hacer. Según el informe forense, Sharafbin estaba deshidratado y presentaba golpes por el cuerpo.

Tenía una mancha verde abdominal, su hígado estaba pálido y mostraba necrosis en algunas partes. "Tu primo está bien. Se recuperará", le dijeron a Sabr horas después de que se llevaran el cuerpo de la celda." (El País, 06/03/2011, p. 8)

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