El texto de uno de los carteles con los que se convoca la protesta: “¡Yo no permitiré que liguen con mi hermana! ¿Qué harías si un árabe ligara con tu hermana? ¡Acabemos con eso! Recientemente hemos comprobado un grave fenómeno: centenares de chicas de Bat Yam [una localidad cercana a Tel-Aviv-Jaffa] y del centro salen con árabes, están integrándose entre nosotros, su confianza sube. ¡Acabemos con eso! Reduzcamos su confianza”.
El texto de otro cartel: “Los árabes están invadiendo Bat Yam, comprando y alquilando apartamentos a los judíos, quedándose con las chicas de Bat Yam y llevándolas a la ruina. Unas 15.000 chicas judías han sido llevadas ya a los poblados [árabes]. ¡Vamos, judíos, venzamos!”.
Esto enlaza con la campaña lanzada hace unos días por medio centenar de rabinos que trabajan en ayuntamientos israelíes. Los rabinos en cuestión condenan al ostracismo a los judíos que vendan o alquilen pisos a árabes. Los “árabes” a los que se refieren son, conviene recordarlo, ciudadanos israelíes palestinos y gozan, en teoría, de los mismos derechos que los ciudadanos judíos.
“Los vecinos y parientes del vendedor o arrendador”, dicen los rabinos, “deben advertirle personalmente y después pueden hacer público el asunto, distanciarse de él [el vendedor o arrendador], cortar con él relaciones comerciales y demás”.
Manifestaciones y campañas están relacionadas con un asunto esencial: la preservación de Israel como Estado judío. También están relacionadas con el odio. Como a veces hace falta explicitar lo obvio, hagámoslo: judíos y árabes se odian. Cuando a los rabinos y los manifestantes se les hace notar que su actitud es profundamente racista, responden que el mismo racismo existe en el otro bando: la amenaza de muerte al palestino que vende su casa a un judío, etcétera. (...)
La realidad, decíamos, contiene todas las respuestas. Pero hay que elegir. La respuesta puede estar en las chicas judías que salen con chicos palestinos. O puede estar en la gente que quiere acabar con eso." (El País, Blog de Enric González, 'Adolescencia', 20/12/2010)
1 comentario:
La utopía sionista es eso, una utopía. Al llevarla a la práctica lo que resulta es un engendro, una especie de parque temático "soloparajudíos", un sueño de la razón que produce monstruos como el que has reseñado. A la larga, los propios sionistas son prisioneros de su ideología. Israel no sólo es unárcel para los árabes, es una cárcel para los prpios judíos.
Ojalá ese engendro acabe de una vez y el Esyado de Israel deje de ser un "Estado judío" (¿Confesional? ¿étnico? ... ¿?) para convertirse en un Estado a secas.
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