21/12/10

En Kosovo se asesinó a prisioneros de guerra para traficar con sus órganos... con eo conocimiento de las grandes potencias

"Kosovo 'engordó' a presos serbios para traficar con sus riñones. Un informe del Consejo de Europa desvela el espeluznante modo de operar de la red de venta de órganos organizada a finales de los años noventa.

A algunos prisioneros serbios, los soldados kosovares del UCK (Ejército de Liberación de Kosovo, en sus siglas albanesas) los retenían en granjas, en fábricas vacías de Kosovo o de Albania, en casas apartadas; les trataban medianamente bien: les dejaban dormir, les daban de comer y les permitían descansar. Después, cuando los médicos de las clínicas estaban preparados y la venta apalabrada, los soldados trasladaban a los prisioneros al centro de Albania y les pegaban un tiro en la cabeza. Luego, sus cadáveres eran despojados de los riñones y éstos vendidos al extranjero. (...)

El ex magistrado suizo no especifica cuántos asesinatos se produjeron para comerciar con riñones (la justicia serbia los eleva a 500). (...)

"En muchos de ellos vi miedo en los ojos", explicaba ayer. En el informe, los testimonios son anónimos para garantizar la seguridad. "En el fondo, esta es una de las cosas que mucha gente sabe allí, pero nadie cuenta", asegura Marty.

También la propia estructura de Kosovo y de Albania, imbricada en torno a clanes, dificultaba la investigación: "Muchos mafiosos prefieren pasar decenas de años en la cárcel por obstaculizar a la justicia que denunciar a un miembro de su clan", explica el informe.

El escrito cuenta cómo trasladaban a los prisioneros de un sitio a otro en coches sin matrícula, en medio de un país sumido en el caos, con la policía serbia en retirada y las fuerzas internacionales sin aparecer todavía, librado a la suerte de estos clanes mafiosos reconvertidos en unidades del Ejército de Liberación. También reseña una siniestra "casa amarilla", en la localidad kosovar de Rripe, propiedad de una tal familia K., escenario de asesinatos, destino final de muchos de los prisioneros.

Según varios testimonios, muchos de los prisioneros sabían que iban a morir asesinados y que sus órganos iban a ser vendidos posteriormente. Mientras les trasladaban de su cárcel improvisada, "habrían implorado a sus carceleros que evitaran que los cortaran en pedazos". Tal vez lo supieran el día en que un médico les hacía un análisis de sangre a fin de llevar a cabo un obligatorio "test de compatibilidad inmunológica".

Marty denunció la impunidad de la que han gozado los autores de todas estas prácticas, producto de la ley del silencio que impera en Kosovo y de la poca voluntad política internacional para que se juzgue a los culpables, ya que, a su juicio, las grandes potencias conocían la existencia de estas atrocidades. " (El País, 17/12/2010, p. 12)

"La misión de la Unión Europea en Kosovo (Eulex) investigará las alegaciones del Consejo de Europa sobre las actividades criminales del primer ministro de Kosovo, Hashim Thaci. "Vamos a examinar el informe cuidadosamente", advirtió ayer el director adjunto de Eulex, Andy Sparkes, en referencia al documento de la organización europea, que acusa a Thaci de estar detrás de una red que perpetró asesinatos y tráfico de órganos de seres humanos en los años noventa. (...)

(...) dibuja un perfil muy duro del primer ministro, al que identifica como líder de una red mafiosa, el Grupo de Drenica, a la que pertenecían otros miembros destacados del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK, en sus siglas albanokosovares). (...)

El pasado criminal de Thaci no es un secreto para nadie ni en las capitales europeas ni en Washington. "Yo distingo muy bien a los terroristas y estos hombres son terroristas", declaró a finales de los noventa el enviado especial para los Balcanes del presidente Bill Clinton, Robert Gelbard, sobre el grupo que entonces encabezaba Thaci.

Pero este guerrillero y el UCK se convirtieron luego en la punta de lanza de EE UU en la zona y, como lamenta Marty en su informe, Thaci goza de la protección de sus mentores estadounidenses." (El País, internacional, 16/12/2010, p. 9)

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