16/12/11

En este lugar, incluidas las fábricas de Apple, se explota brutalmente a sus trabajadores (no es extraño que trabajen seis días a la semana 16 horas al día) en condiciones militares en sus cadenas de montaje. Existe un ambiente de terror bien documentado

"La muerte de Steve Jobs, fundador y dirigente de la empresa Apple, ha sido el espectáculo mediático empresarial más teatral vivido este año. (...)


En esta divinización (y no creo exagerado este término para definir el clamor unánime de alabanzas) se ignoran varios hechos de su biografía que dan otra versión del personaje. En realidad, Steve Jobs era muy representativo del emprendedor que ha hecho una enorme fortuna a base de utilizar y explotar para beneficio propio bienes comunes sin los cuales no hubiera alcanzado su éxito.

Es más, su fortuna se basó, en parte, en una enorme explotación de otros seres humanos. Veamos los datos, comenzando por sus características como empresario empleador. Apple, la empresa de Steve Jobs, no fabrica sus productos en EEUU. Lo hace en Shenzen, una ciudad de China conocida como el Silicon Valley chino, donde trabajan 420.000 trabajadores en condiciones miserables.

El grupo empresarial Foxconn dirige tal conglomerado de industrias que producen aparatos electrónicos. En este lugar, incluidas las fábricas de Apple, se explota brutalmente a sus trabajadores (no es extraño que trabajen seis días a la semana 16 horas al día) en condiciones militares en sus cadenas de montaje.

Existe un ambiente de terror bien documentado por la obra de Mike Daisey (The agony and the ecstasi of Steve Jobs) en ninguna parte mencionada en la bacanal de elogios escritos a razón del homenaje a su figura.

Su fortuna personal (estimada en 8.500 millones de dólares) y los enormes beneficios de su empresa se basaban, en parte, en esta súper explotación de otros seres humanos. El número de suicidios, consecuencia de las horribles condiciones de trabajo, ha sido denunciado en varios medios internacionales.

Según el diario londinense Daily Mail, a los trabajadores de las fábricas de Apple en China se les fuerza a firmar un contrato en el que se comprometen, ellos y sus familias, a no denunciar y a no llevar a la compañía a los tribunales en caso de accidente, daño, muerte o suicidio. La insensibilidad hacia las condiciones de trabajo en sus empresas reflejaba una actitud muy representativa del gran emprendedor del siglo XX.

Su antagonismo, casi hostilidad, hacia la clase trabajadora, era bien conocido. Como señala Eric Alterman en su artículo titulado Steve Jobs. Una vergüenza americana (Steve Jobs. An American Disgrace publicado en The Nation. 28-11-11), Steve Jobs había aconsejado al presidente Obama a imitar a China y permitir a las empresas estadounidenses hicieran, no sólo en China, sino también en EEUU, lo que quisieran, sin ningún tipo de protección a los trabajadores ni al medio ambiente.

Su obsesión era acumular dinero, sin ningún freno en ello. Era el “perfecto emprendedor” de la Corporate America, que se nos quiere presentar como modelo y ejemplo. No se conoce que diera dinero a actos sociales benéficos, como los súper ricos suelen hacer en aquel país como estrategia de marketing para mejorar su imagen.

En realidad, ridiculizó a Bill Gates por crear una fundación que lleva su nombre, atribuyendo un supuesto retraso tecnológico de las empresas de Bill Gates (la hostilidad de Steve Jobs hacia Bill Gates era bien conocida) al “excesivo interés de Bill Gates en ayudar a los pobres”. Steve Jobs era un personaje que pertenecía al mundo definido por Charles Dickens."           (Rebelión, 16/12/2011, 'El otro Steve Jobs', de Vicenç Navarro,Público)

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