12/1/11

Los niños robados del franquismo


Mar Soriano (izquierda), con los documentos que ha reunido sobre su hermana. Y Julia Manzanal, de 95 años, con la cajita donde guarda un mechón de su hija, que perdió en una cárcel franquista

"La duda surgió en una familia y otra, con un caso muy similar, empezó a sospechar, y así hasta casi 300 -"¿a ti también te dijeron que había muerto de otitis y que estaba enterrado...?" (...)

Algunos ya habían estado antes en la del juez Garzón, que estimó que el franquismo había robado cerca de 30.000 niños y quiso empezar a buscarlos porque "durante más de 60 años no había sido objeto de la más mínima investigación". Y fue apartado del caso y del tribunal.

El régimen franquista puso en marcha el robo sistemático de niños como método de "regeneración de la raza" amparado por las disparatadas teorías del psiquiatra y comandante Antonio Vallejo Nájera y de la Iglesia, que pretendía purificar a los hijos de rojos descarriados.

Franco permitió que se robaran niños a las madres presas, se repatriaran sin permiso de sus padres y desde 1941, por ley, que se les cambiara de apellidos, impidiendo para siempre que su familia los encontrara.

Con el tiempo, y hasta los años ochenta, aquellos niños que el Régimen rescataba de padres republicanos para entregárselos a familias de derechas, simplemente, se vendieron, según denuncian las familias afectadas. (...)

"Nació el 3 de enero de 1964. Mi madre le dio el pecho hasta que le dijeron que tenían que llevarla a la incubadora. Cuando mis padres fueron a buscarla les dijeron que había muerto de otitis. Mi padre dijo que quería verla y enterrarla, y le contestaron que se habían ocupado de todo y estaba en una fosa común. Fue en la clínica O'Donnell de Madrid", relata Soriano.

"A mi madre también le dijeron que mi hermano había muerto de otitis. Y también fue en la clínica O'Donnell. Se lo llevaron a la incubadora y a los seis días le comunicaron su muerte. A mis padres les dijeron que era mejor que no lo vieran, porque había quedado en muy mal estado. Al insistir, afirmaron que lo habían enterrado ya", cuenta Nuria Massó, hermana de Miguel Ángel, que nació en 1965.

"Cuando yo tuve un hijo enfermó de otitis y mi madre y yo nos asustamos muchísimo porque le pasara como a mi hermano. El pediatra me dijo que era imposible que un bebé se muriera de otitis. Luego conocí la historia de Mar [Soriano] y empecé a sospechar...". (...)

"Yo creo que el móvil era económico", prosigue Nuria. "Era un método muy perfeccionado, en el que había directores de hospitales, médicos, matronas..., y amparado por el franquismo. Creo que las familias que se podían permitir comprar un hijo, lo compraron".

"Nuestro caso es de 1945. Mi madre, Agustina, repartía leche en una maternidad de la calle de Serrano de Madrid. Era una mujer de izquierdas. Mi padre y mi madre tenían a muchos represaliados en la familia. Ella estaba embarazada y la presionaron tanto para que fuera a dar a luz allí que al final accedió.

Le dijeron que había nacido muerto, pero mi madre siempre dijo que lo había sentido. Poco antes se había muerto de tuberculosis otra hermana mía y mi madre estaba deshecha. Si no, hubiera reaccionado de otra manera", cuenta Blanca Guerrero." (El País, Domingo, 28/11/2010, p. 5)

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