8/7/15

En Galicia no hubo matanzas de curas y hacendados. Lo que sí hubo fue muchas muertes controladas, instigadas o toleradas por las autoridades militares

"(...)  El periodista Federico Cocho sintetizó y reunió en un libro, 'Guerra civil. Que pasou en Galicia e en España', (Xerais), los principales datos y conclusiones sobre las causas, desarrollo y consecuencias de la contienda que enfrentó no a dos, sino a tres Españas, la reformista, la revolucionaria y la reaccionaria. (...) 

La represión comenzó por militares, gobernadores civiles, dirigentes políticos y sindicales, militantes de partidos y sindicatos... Pero la mayoría eran obreros, labradores, marineros, artesanos o profesionales liberales como médicos, maestros...
A los primeros que mataron fue a sus propios compañeros, militares. Lo que pasó en Galicia es una prueba de que el golpe tenía una intención exterminadora, pues no era para nada necesario. La guerra duró sólo unos días, pero hubo 5.000 fusilados o "paseados", según los datos del proyecto 'Nomes e Voces'
En Galicia no hubo matanzas de curas y hacendados. Lo que sí hubo fue muchas muertes controladas, instigadas o toleradas por las autoridades militares. De los cuatro gobernadores civiles que mataron, ni todos se resistieron. El objetivo era hacer "limpieza". En el 39, ya terminada la guerra, todavía mataron a 50.000 personas en toda España. 
Franco no era un militar brillante, sino una persona a la que no le importaba sacrificar soldados para aniquilar al enemigo. Batallas terribles como Teruel, el Ebro, Brunete... no tenían objetivos militares lógicos. Eran sólo auténticas carnicerías, como reconocieron otros militares franquistas. A Franco no le interesó nunca acortar la guerra. A la República tampoco, pero por otras razones.
La Falange no era nada antes del golpe. La afiliación se disparó después. ¿Por qué?
Ni la Falange ni el Partido Comunista eran más que organizaciones minoritarias. La Falange ni había sido capaz de hacer a su fundador, José Antonio Primo de Rivera, diputado. Y los golpistas encontraron en ella un apoyo para hacer el trabajo sucio, junto con guardias civiles, o con las llamadas Guardias Cívicas, que eran grupos paramilitares. 
A la Falange se apuntaron estudiantes, señoritos, gente de la CEDA y de Renovación Española, comerciantes, burgueses, ultracatólicos, e incluso ex militantes de izquierdas o ex-sindicalistas para salvar su vida, o intelectuales como Torrente Ballester, que después se desmarcó del régimen. Era un paraguas protector integrarse en Falange o ir de voluntario a la guerra, aunque el número de voluntarios gallegos fue bajo proporcionalmente.
La Iglesia se habría puesto del lado de los golpistas, destaca usted, aunque no hubiese quemas de iglesias y asesinatos de religiosos. Era parte de los terratenientes....
El golpe militar desató el caos, y no al revés. El Gobierno perdió el control del orden público, porque por un tiempo, hasta el 37, no hubo Estado. En esos meses se desataron las matanzas de religiosos en Madrid, Levante, Cataluña... Eran un objetivo fácil y además un símbolo del poder. 
La República había intentado crear un Estado laico, con una educación aconfesional, quitando la enseñanza de las manos de la Iglesia. Fue una falta de táctica, pues la mayoría de la población española era católica. Y con una Iglesia reaccionaria, -que reacciona ante las reformas que intenta implantar el Gobierno-, al llegar el golpe lo apoyaron desde el primer momento. Le llamaron Cruzada... El arzobispo de Santiago fue uno de ellos.
¿Cuál fue el protagonismo de los gallegos en la propia guerra?
Galicia quedó pronto en la zona nacional, entonces muchos gallegos fueron movilizados porque "les tocaba". En cada unidad juntaban a los soldados menos ideologizados con los falangistas y requetés -que no eran muchos en Galicia-. Franco utilizó también soldados mercenarios, como los marroquíes. Galicia aportó tropas, y algunos voluntarios, además de alimentos, y sirvió también como hospital en la retaguardia. 
Del lado republicano podemos destacar las Milicias Populares Gallegas, formadas en Madrid por iniciativa de gente como Castelao o Santiago Álvarez, que fue por los pueblos convenciendo a los segadores gallegos. Luego las Milicias se integraron en el Ejército Popular de la República, en una brigada dirigida por Líster. Una parte se marcharon después por los Pirineos, pasaron a Francia donde acabaron en campos de concentración, otros se exiliaron en América... Castelao tenía mucho interés en demostrar que Galicia no era leal al franquismo, tal como decía la propaganda franquista. 
Ese mito de la Galicia fascista es mentira, y lo prueban los 14.000 represaliados que contabilizó 'Nomes e Voces'. Luego hay que tener en cuenta que alistarse era un modo de sobrevivir. Gente como el galleguista Pousa Antelo fue a la guerra por eso. Por otra parte, el wolframio gallego sirvió para pagar a los nazis su ayuda a Franco.
Las condiciones inhumanas de las cárceles y campos de concentración franquistas eran parte del "castigo" y del intento de resocialización, según los historiadores. ¿Qué piensa usted?
Es que los presos eran los "rojos", el símbolo de los males de la patria. El régimen los estigmatizó y ello sirvió para justificar esos malos tratos, las condiciones infrahumanas... En Galicia hubo varios campos de concentración y cárceles como la de San Simón, Celanova.... En Camposancos actuó un tribunal militar. Los juicios en los consejos de guerra y tribunales franquistas eran una farsa en la que la condena estaba decidida antes de empezar la vista. 
Otro modo de represión fue la económica. El trabajo esclavo en los Batallones de Trabajadores, la depuración en los funcionarios... Despedían a muchos y ocupaban sus puestos con ex-combatientes o con sus familiares. A muchas personas les prohibieron ejercer su profesión, las arruinaron a multas, les robaron sus bienes...
Franco tenía especial obsesión con los masones. Pero no era para tanto, según cuenta usted.
El mito de la conspiración judeo-masónica era una manía de Franco, parece que fruto de lecturas escasas y mal asimiladas. Los masones reivindicaban, en secreto, valores que hoy están asumidos, como la libertad, la igualdad, el debate de ideas... Es cierto que muchos políticos republicanos eran masones, pero no eran tampoco tantos como Franco decía. Había masones incluso en el ejército de los sublevados, el propio hermano de Franco era masón...
Finaliza el libro con un capítulo sobre la guerrilla. ¿Por qué no escribió una conclusión?
La guerrilla es otro tema del que necesitamos una visión crítica, sin mitificaciones. En un principio eran personas que huían al monte para salvar su vida. Después vino la organización, primero con la Federación de Guerrillas de Galicia-León y luego con el Ejército Guerrillero, que el PC dirigió. Algunos guerrilleros actuaron siempre por libre, y otros acabaron siendo meros delincuentes, y no hay por que negarlo
Unos mantuvieron sus principios y lucharon contra el franquismo y otros no. Estaban esperando la ayuda de las democracias tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero ésta no llegó. No hice un capítulo de conclusiones porque creo que es el lector quien debe llegar a ellas. La parte más humana -no quería que fuesen todo datos y cifras- la dejé para los perfiles que coloqué al final de cada capítulo.
No es un libro de tesis, sino una síntesis basada en lo que dicen los historiadores, los expertos que tienen un trabajo sólido y riguroso. No está, por ejemplo, Pío Moa... Tampoco quise ser equidistante, pues es la visión de un demócrata"           (Entrevista a Federico Cocho, El Mundo, 07/08/2015)

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