Marina, de religión católica, estudiaba en un instituto de la minoría zoroástrica, cuando el régimen de Jomeini, en 1981, "comenzó su revolución cultural para tratar de unificar a todos los iraníes". Sus manifestaciones contra el Gobierno y contra "las ignorantes guardias de la revolución que habían sustituido a todos los profesores" la llevaron a la tristemente famosa prisión de Evin (Teherán), a los 16 años.
Uno de los guardias de la prisión, prendado de ella, consiguió que se le conmutara la pena de muerte y, una vez casados, la buena relación que entabló con la familia de su verdugo y marido le permitió escapar definitivamente de la cárcel. Viuda y libre, se casó en la iglesia católica de Teherán con su antiguo novio. (...)
"Soy una superviviente y reivindico el derecho de todos nosotros a hablar. Irán es mi problema. He sido testigo de la muerte de mis amigos, de asesinatos masivos... Yo estoy viva y quiero contarlo", dice al reivindicar todo lo que cuenta en su libro La prisionera de Teherán, que algunos presos políticos que estuvieron en la cárcel de Evin critican por sus falsedades."Tardé 20 años en poder contar el horror que viví", subraya Marina Nemat. "Necesité explotar para contarlo, y exploté el día que murió mi madre, cuando mi padre me dijo que ella me había perdonado. No se puede culpar a las víctimas y mi madre me culpó siempre de que me violaran, me encarcelaran y me forzaran a cambiar de religión.
Entonces dije 'basta'. Se acabaron los silencios. El miedo va más allá del amor filial", afirma la escritora, que ha sacado un nuevo libro sobre su experiencia personal, Después de Teherán, que, de momento, solo ha aparecido en inglés e italiano." (El País, 02/12/2010, última)
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