15/4/10

La cárcel de El Coto de Gijón...

"Enriqueta Ortega Valcárcel ha llorado muchas veces en los últimos años al salir de casa de las víctimas de Franco que han compartido con ella su testimonio oral. Esta historiadora burgalesa que lleva más de dos décadas investigando la represión franquista en la cárcel de El Coto (...)

-¿Cuántos reclusos llegó a albergar?

-Está concebida para unos 159 y pasan por ella, a lo largo de los años del primer franquismo, desde 1937 a 1955, más de 11.000 presos, con lo que pueden imaginarse las condiciones de hacinamiento, falta de higiene, de intimidad, de comida... Se tenían que distribuir las baldosas del suelo. Y una fila de baldosas era lo que podía ocupar cada preso. De manera que, si un preso quería darse la vuelta, tenían que darse la vuelta todos.

-¿Han podido contabilizarse las víctimas mortales?

-Son 1.250 fusilados varones aproximadamente y 9 mujeres.

-¿La tortura era algo habitual?

-La tortura se produce desde que les detienen. Pasan por los centros de información y vigilancia, que no son más que lugares de tortura. Después, a cárceles locales, donde se repetía la situación, locales de Falange y campos de concentración como El Cerillero, donde volvían a estar en manos de falangistas que, muchas veces, son conocidos suyos, de su misma localidad. En ocasiones, la llegada a la cárcel viene a ser una cierta liberación, pero no necesariamente. Sobre todo, para los condenados a muerte.

-¿Qué ocurría con ellos?

-Hay casos sangrantes de personas condenadas a muerte cuyas familias se movieron para conseguir el indulto. Fueron incluso a Burgos, vendieron todo lo que tenían para poder hacer el viaje, y, cuando llegan con él, se encuentran con que la noche anterior los falangistas han sacado a su pariente y le han pegado dos tiros. Es una situación de total desamparo en un momento en el que, además, hay una ilusión. Una frustración total.

-¿Fueron juzgados en Gijón?

-Una parte de ellos, sí. Otros, en Oviedo. Y luego hay quienes no fueron juzgados en Asturias porque hay un movimiento de presos permanente. De una cárcel a otra. Un dato muy significativo: por El Coto pasan presos de todas las provincias españolas. Insulares y peninsulares. Distanciar a los presos, que la familia no pudiese ayudarlos, era otra realidad de la tortura y la humillación que se ejerce sobre los presos republicanos.

-¿Se ensañaron con las mujeres?

-Hubo violaciones por parte de falangistas próximos a la familia cuando acudían a ellos buscando ayuda. En el caso de las presas, eran otras mujeres de derechas, muy católicas, las damas de España, las encargadas de entrar a romperles costillas, dientes, mandíbulas. Con total impunidad.

-¿Hay algún testimonio que la haya conmovido especialmente?

-El de una mujer que estuvo doce años escondida y que se entregó en el año 50 a la Guardia Civil y todavía los falangistas fueron a insultarla. O el de una maestra fusilada por inculcar a sus alumnas valores como la libertad.

-¿Cuántos supervivientes de la cárcel de El Coto quedan con vida?

-Van quedando muy pocos. Y ninguno tiene afán de revancha. Empecé a hacer entrevistas en 1989 y muchos han muerto desde entonces. Otra cosa que me preocupa mucho es que todavía hay mucho miedo. Hay personas con testimonios tremendos que no se atreven a hablar. Los responsables somos nosotros, que no hemos hecho que se sientan seguros. Les debemos un gran homenaje para que sepan que estamos ahí y que entendemos todo lo que han vivido." (Elcomerciodigital.com, 14/04/2010)

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