9/2/10

"El balón me salvó de las pistolas y de la desgracia"

"McCarthy, ex delantero del Celta, eludió de niño las drogas y las mafias gracias al fútbol y ahora es el líder de la selección surafricana.

Cada viernes por la tarde sucedía lo mismo. Dos o tres jefes de las mafias más peligrosas de Ciudad del Cabo llamaban al timbre de la casa de los McCarthy. "Queremos que juegue en nuestro equipo", le sugerían al padre, que no se amedrentaba y respondía: "Benni juega donde quiere". Así que el niño escogía un equipo -"jugar con algún equipo garantizaba que los demás gángsteres no me mataran"- y se presentaba los domingos por la mañana en un campo de la ciudad.

"Durante la semana, todas las mafias se dedicaban a traficar, pero el fin de semana tocaba fútbol", recuerda Benni, que repartía sus piernas entre el equipo federado y el mafioso. "Con ellos no se negocia", apunta. Así, los fines de semana se reunían las diferentes mafias, con 10.000 miembros cada una, y jugaban un torneo. Los capos
del equipo ganador se llevaban todo el dinero apostado.

Hannover Park, su barrio, en el umbral de la pobreza, es uno de los más temidos en Suráfrica. "Todos mis amigos se metieron en bandas. Sus ídolos eran los líderes, los que vendían drogas, iban con joyas y soltaban dinero", rememora apesadumbrado. Al cerrar la puerta de su casa, los disparos daban las buenas noches. Pero las balas también silbaban durante el día. Como esa mañana, cuando contaba 11 años y jugaba con un amigo de clase en los Cape Flats, bloques de edificios donde estaba su casa. Se les acercó un coche de una mafia rival y les dispararon. A Benni no le dieron; a su amigo, sí, en la cabeza. "Fue horrible, lo peor que puede vivir un niño", susurra McCarthy.

Tras ese incidente, decidió que el fútbol sería su vía de escape, como siempre le aconsejó su padre, electricista, y le exigió su madre, trabajadora en un banco. "El balón me salvó de las drogas, las pistolas y la desgracia", conviene el delantero, que el pasado fin de semana se desvinculó del Blackburn y firmó por el West Ham.

La vida de Benni cambió en Holanda, en su apartamento y sin más problemas que luchar por la titularidad. Pero no se olvidó de su familia. "Con el primer sueldo le compré a mis padres y hermanos una casa de cinco habitaciones con piscina en el elegante barrio de Plumstead", desvela." (El País, ed. Galicia, deportes, 08/02/2010, p. 54)

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