15/1/10

Violencia racial en los campos mafiosos de Calabria, "Les quitamos el hambre y ellos nos pagan destrozándonos el pueblo. ¡Qué se vayan estos negros!

"Una agresión perpetrada por dos italianos que hirieron con una pistola de aire comprimido a dos inmigrantes africanos el jueves al caer de la tarde ha causado un grave estallido de violencia racial en Rosarno (Calabria), en el sur de Italia. Centenares de inmigrantes africanos, jóvenes temporeros contratados por los agricultores locales, reaccionaron al ataque marchando por las calles, volteando coches, quemando contenedores de basura y atacando con palos y piedras a algunos vehículos.

Al menos 37 personas (19 inmigrantes y 18 policías) resultaron heridas en los desordenes y por las nuevas agresiones de bandas de vecinos. Dos inmigrantes resultaron ayer heridos de bala, cinco atropellados y dos apaleados a manos de residentes de la zona. Estos últimos estaban anoche hospitalizados en estado grave.

La rica zona agrícola de la Piana (llanura) de Rosarno está dominada por empresas vinculadas a la 'Ndrangheta, la poderosa mafia local. Los cerca de 3.000 trabajadores que se calcula están ahora en la región viven en condiciones inhumanas, en silos o fábricas abandonadas, sin baños ni camas, y son reclutados por los capataces de las 'ndrine, las bandas mafiosas que poseen la tierra.

Los caporales locales eligen a los trabajadores más fuertes al amanecer, como si fuera un mercado de ganado, según contaba ayer La Repubblica. El jornal es de 20 euros diarios, y la jornada dura entre 12 y 14 horas. Los elegidos deben además pagar un pizzo (comisión) de cinco euros a quienes les reclutan. Los temporeros proceden, en su mayor parte, de África Central y del Magreb.

Hace dos años, ya se produjeron incidentes similares en Rosarno, y poco después, en Castelvolturno (Campania), cuando grupos de inmigrantes se enfrentaron a la Camorra tras el asesinato a tiros de varios compañeros." (El País, ed. Galicia, internacional, 09/01/2010, p. 9)

"En Rosarno sólo nos quieren matar"

Cientos de inmigrantes abandonaron ayer el pueblo en los autobuses proporcionados por la Protección Civil después de 48 horas de revuelta y disturbios. (...)

Aterrorizados, y sin saber a dónde van, los temporeros de la mandarina cuentan que no pueden soportar el racismo y el sufrimiento. "No nos dejan trabajar, y encima nos atacan y sólo nos quieren matar", dice Steve Johnson, un liberiano de 16 años, mientras prepara su mochila y se dispone a subir a uno de los autobuses. (...)

Ayer por la mañana, pese a la masiva presencia de la policía y los carabinieri, los vecinos de Rosarno siguieron atacando a los que estaban escondidos en los campos. De ellos, 10 lograron huir de una caseta aislada después de que un grupo de vecinos la incendiaran con gasolina, según explicó Laura Boldrini, portavoz de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) en Italia.

El padre Carmelo Ascone, don Memè, párroco de Rosarno, explicó que la gente del pueblo no es racista, "salvo algunos jóvenes cretinos e ignorantes". "Es una guerra de pobres contra pobres, porque aquí no hay Estado. Aquí manda la 'Ndrangheta", dice Ascone. A 100 metros de la fábrica donde los inmigrantes esperan para iniciar la huida, un grupo de unos 60 vecinos vigila. "Les quitamos el hambre y ellos nos pagan destrozándonos el pueblo. ¡Qué se vayan a su casa de una vez estos negros!", dice Gino Barreca, empleado municipal. Sus compañeros están armados de palos de madera y hierro. Cerca, en mitad de la carretera que lleva a la fábrica, dos furgonetas de los carabinieri impide el paso a los vecinos. Un poco más allá está el infierno. (...)

La belleza de los campos de Calabria se convirtió en unas horas en el escenario de una cacería. "La convivencia ahora no es posible", dice el cura don Memè, "Pero estos pobres desesperados volverán. Tienen hambre y no saben dónde ir". "Tenemos más miedo que hambre", cuenta Petit Dennice, jefe de un grupo de trabajadores que llevaba dos semanas recogiendo mandarinas. "Rosarno es la mafia", añade. "Así que me voy a Nápoles". Pero en Nápoles también hay mafia. "Sí, pero esa mafia es buena. No hemos venido aquí para peleas". Ferdinando y Massimo, dos jóvenes capataces italianos, han vuelto al campo porque la crisis les ha empujado al paro. Hoy son los únicos que trabajan. Con ellos hay una cuadrilla de búlgaros, rumanos y marroquíes. "Los africanos son buena gente, pero no se quieren integrar", dicen los jefes. "Los búlgaros se alquilan una casa por 200 euros y se quedan a vivir. Aquí no somos racistas, somos todos iguales", dicen. Pero los africanos ganan menos.

Pasquale Giovinazzo, un propietario de tierras que ha venido a pagar sus deudas con los temporeros africanos, cree que toda la culpa es de la crisis de la agricultura. "Cobramos el kilo de mandarina a 20 céntimos y es verdad que les pagamos menos, pero es porque trabajan menos y no tienen la misma profesionalidad y experiencia que los otros".

La portavoz de ACNUR en Italia ha visitado a los heridos. Cuenta que hay tres inmigrantes hospitalizados, uno de ellos la víctima que provocó el estallido de rabia de sus compañeros. "Salía de hacer la compra del supermercado, cuando unos jóvenes del pueblo le dispararon en el bajo vientre con una pistola de aire comprimido", explica Boldrini. Los otros dos tienen disparos en las piernas, y uno de ellos recibió el impacto de más de 50 balines." (El País, ed. Galicia, internacional, 10/01/2010, p. 6)

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