5/11/08

Sankai Juku, el grito sordo



"Un hongo en el horizonte de Hiroshima lo cambió todo. La bomba temible puso fin a la guerra y el lamento antibélico de la humanidad se escuchó en todas partes, pero el estupor global fue tan grande que no dejó oír el llanto de Japón después de la devastación. Para esta sociedad tímida, silenciosa y críptica supuso una fractura existencial terrible.

Enmudecieron, pero aun así ocurrió lo que en todas partes, un artista intentó canalizar el dolor y el vacío, la ira y la tristeza, emitiendo un grito sordo. Y de las entrañas de Tatsumi Hijikata (1928-1986) nació el butoh, la danza contemporánea japonesa, conocida también como danza de las sombras. Ocurrió una noche de 1959.

Hijikata, en alianza con el escritor Yukio Mishima, presentó a una reducida audiencia su estremecedora pieza Kinjiki (Colores prohibidos), una obra rara y densa sobre el dolor y la consternación, que además tocaba un tema tabú como la homosexualidad y tenía escenas nunca vistas como ésa en la que el creador, semidesnudo y pintado de blanco, decapitaba pollos cuyos cuerpos sin cabeza quedaban sangrantes sobre el escenario haciendo unos últimos movimientos espasmódicos.

A pesar de la controversia y el shock, esa obra marcó el arranque del butoh. En principio fue una danza antioccidental y, a diferencia de muchas de las corrientes de danza de este lado del mundo, no nació de una investigación corporal ni de una técnica. Nació del dolor, de la tristeza más profunda. No era física. Era emocional." (El País, Babelia, 03/11/2008, p. 22)

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