"Carmen García Pellón, de 90 años, lo tiene grabado a
fuego. Tenía apenas 8 cuando dos guardias y un alguacil tocaron la
puerta de su casa. Venían a buscar a su padre, Mariano García Illazorza,
en aquel momento concejal de Yesa (Navarra), labrador y miembro de la
UGT. Se lo llevaron al cuartel.
Esa misma noche, Carmen y su madre
fueron a visitarle. Le llevaban cena y una boina. Lo vieron allí, junto a
otras siete personas, encadenados por los pies a una mesa. "Dicen que
nos llevan a declarar a Pamplona", les informó el padre. "Dale un beso a tu padre. No creo que lo vuelvas a ver", le dijo la madre a la pequeña Carmen.
Y así fue. La niña salió del cuartel con el
llanto desconsolado. Esa misma noche una furgoneta recogió a los presos y
se los llevó. A mitad de camino, en Monreal, los hicieron bajarse. Todos fueron fusilados.
Sus restos aún yacen en la fosa común donde sus verdugos, en nombre de
dios y de España, les dieron el tiro de gracia. Este otoño, sin embargo,
la familia de Carmen tiene esperanzas en que, por fin, 83 años después,
puedan sacarlos de allí y darles el enterramiento digno que merecen.
"Mi padre pudo haber escapado el día de antes. Un
familiar vino a vernos con un taxi para llevárselo. Pero él dijo que se
quedaba, que no había hecho nada mala. Dio igual. Lo mataron", cuenta
Carmen a Público. Según el relato de esta mujer, después, los
vencedores de la guerra se apropiarían de parte de sus tierras y también
de otras comunales. Se quedarían, por ejemplo, con su pequeña corral y
otras pequeñas propiedades. Uno de ellos es el abuelo del actual alcalde
de la ciudad.
Este miércoles Carmen tuvo que comparecer en un juzgado
de paz. No lo hacía para denunciar el asesinato de su padre ni la
represión de la dictadura. Tampoco por las tierras que dice que eran de
su propiedad y que ya no lo son. Lo hizo tras recibir una citación
judicial. El alcalde de la localidad, Roberto Martínez, la llevó ante el
juez para que se retractara de sus palabras, que señalaban al abuelo
del regidor, Isidoro Martínez, alcalde franquista de la localidad, como
uno de los que se apropiaron sus tierras.
También pedía la retirada de
un video de Youtube en el que Carmen contaba este episodio de su vida en
una investigación de la profesora de instituto e investigadora Nekane
Ruano. Pero Carmen rechazó retirar sus afirmaciones. Ella lo ha vivido.
Sabe de qué habla.
La probable consecuencia de la decisión de Carmen es
que el actual alcalde Roberto Martínez emprenda acciones judiciales
contra ella, que pueden ser encaminadas por la vía civil, pero también
por la penal. De momento, la familia desconoce la decisión del
denunciante. Según estipula la ley, tiene hasta un año de plazo, desde
la celebración del acto de conciliación, para formalizar la denuncia o
la querella. Este periódico ha contactado con el Ayuntamiento de Yesa
para recabar la versión del actual alcalde, pero no ha recibido
respuesta.
El diario de Noticias de Navarra recoge
en su versión de este jueves que el alcalde de Yesa hizo constar ante
el juez que Carmen había acusado a su abuelo Isidoro Martínez de "haber
robado todo lo que pudo, haber sido un ladrón, apropiarse de todos los
terrenos del pueblo y haberse quedado con las tierras de los fusilados".
La vecina, por contra, respondió con una relación de propiedades que le
habrían quitado y pidió su restitución. El alcalde, por su parte, instó
a la vecina de 90 años a demostrar sus palabras.
"Fusilaron a mi padre, nos quitaron tierras y ahora,
con 90 años, quieren que me calle. Pero eso no va a pasar. Quieren que
tenga la boca tapada y ya te digo que no. ¿Qué conciliación quiere?
¿Cómo me puede pedir que me calle? Se quedaron con tierras que no son
suyas", insiste Carmen al otro lado del teléfono.
También cuenta que a
mediados de los 70 la familia hizo trámites para recuperar algunas de
las propiedades y que algunas de las escrituras originales habían
desaparecido durante esos trámites en el mismo Ayuntamiento. Carlos, el
hijo de Carmen, detalla a este periódico que han ganado en la Justicia
varios pleitos, pero que, de momento, nada ha cambiado en el municipio.
Ahora Carmen y Carlos esperan la decisión del
alcalde. Si deja el asunto tal y como está o formaliza una demanda o
querella. La mujer de 90 años dice contar con la seguridad de quien ha
vivido todo el proceso y puede contarlo en primera persona. "No sabemos
qué pasará a partir de ahora. Han querido callar y amedrentar a mi
madre. Creían que con amenazas judiciales podrían coartarla. Pero se
ratificó", zanja Carlos.
De momento, la contradicción es que ninguno de los
implicados en el exterminio franquista en Navarra, con cerca de 3.400
asesinatos en la comunidad foral, ha tenido que acudir a los tribunales
de justicia para dar explicaciones. Tampoco nadie ha tenido que explicar
ni detallar la usurpación de bienes de las personas asesinadas, ni sus
roles en, por ejemplo, el Tribunal de Incautación de Bienes, activo en
Navarra desde noviembre de 1936.
Sin embargo, Carmen sí que ha tenido
que acudir ante la Justicia. Lo hace por dar cuenta con su testimonio de
la magnitud de la represión y por señalar, con nombre y apellidos, a
los que considera responsables de lo que ha sufrido.
La historiadora, investigadora y profesora de
Instituto Nekane Ruano, que fue quien recabó el testimonio de Carmen en
vídeo, destaca la importancia de este tipo de declaraciones para la
necesaria labor de investigación histórica. La entrevista a esta mujer,
de hecho, formaba parte de un proyecto de investigación que recopilaba
testimonios de mujeres entre 1939 y 1945.
"Esta clase de testimonios son
claves. Es una fuente primaria. Nos aporta fechas y datos que nos
permiten acudir a los archivos, consultar con otras fuentes y documentar
este período de nuestra historia. Si se denuncian este tipo de
testimonios también se impide hacer una labor investigadora", explica la
profesora.
Ruano también señala que hay "muchos datos que
permiten pensar" que en la zona hubo, además de una represión
sangrienta, otra "económica". Pone como ejemplo otro caso, con
diferentes protagonistas, que aparece, como en el caso de Carmen, en la
obra Navarra 1936. De la esperanza al terror. Este es el fragmento de la obra que narra el episodio:
"El 5 de septiembre una nueva familia iba a quedar
destrozada, posiblemente por móviles económicos. El matrimonio Francisca
Alonso y Filemón Losantes, con tres hijos, habían arrendado unas
tierras que según testimonios, codiciaban otros. A Gregorio Alonso,
hermano de Francisca y ganadero bien situado, le quitaron el rebaño y la
carnicería. Se los llevaron a los tres, (Francisca en camisón), al otro
lado del Ebro y en el término de Recuenco de Calahorra, los fusilaron.
Francisca quedó malherida y arrastrándose dos kilómetros llegó hasta el
corral de Ontano donde pidió ayuda. En vez de hacerlo fueron a dar parte
y volvieron a rematarla. A Amancio Alonso, hermano menor de los
anteriores, lo fusilaron en Zaragoza al día siguiente. Había estudiado
para fraile y ejercía de maestro".
La mencionada contradicción se asemeja también a la reciente sentencia judicial que condena a Teresa Rodríguez,
líder de Adelante Andalucía, a pagar 5.000 euros a los descendientes
del exministro franquista José Utrera Molina por escribir en redes
sociales el exministro era uno de los "responsables" del asesinato a
garrote vil de Salvador Puig Antich.
Nadie ha tenido que rendir cuentas
ante la Justicia por los crímenes del franquismo pero sí se piden
explicaciones judiciales a aquellos que señalan la represión franquista
con nombres y apellidos." (Alejandro Torrús, Público, 24/05/19)
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