Luis Cobo, Luis Montero y Juan Mañas fueron asesinados por la Guardia Civil
"Hay ocasiones, demasiadas, en las que la memoria ha de ser tozuda para sobrevivir al olvido.
Hace 35 años tres jóvenes trabajadores residentes en Cantabria fueron
asesinados en Almería por miembros de la Guardia Civil que hicieron mal
su trabajo.
Guardias civiles que ni quisieron ni les interesó, pese a
tener medios a su alcance, realizar una correcta identificación de Luis
Cobo Mier, Luis Montero García y Juan Mañas Morales; identificación que
habría permitido desmontar rápidamente las sospechas iniciales de que
dichos jóvenes eran miembros de un comando de ETA que había atentado en
Madrid en los días anteriores contra varios militares.
Tal vez no sea el momento de indagar en los motivos por
los cuales los guardias civiles implicados en el asesinato (hasta un
número de once, pese a que solamente fueron enjuiciados tres) olvidaron
las más elementales normas de actuación.
Sin embargo, que los asesinos
intentaran pasar por cierto que dos pistolas corroídas y antiquísimas
habían sido encontradas en el coche de las víctimas en el momento de la
detención y que el desgraciado desenlace fuera una aplicación revisada y
ampliada de la tristemente conocida "ley de fugas", cuya pretensión era
ocultar posibles huellas de tortura en los cuerpos mutilados y
calcinados, hacen especialmente sórdido y dramático a lo que se conoce como el Caso Almería.
Recientemente algunos medios de comunicación se han hecho eco de este
desdichado aniversario. Tan desdichado como los anteriores para las
familias de las víctimas, que aún, tantos años después, buscan consuelo,
pero que sobre todo buscan razones y siguen haciéndose muchas, muchas
preguntas en un país en el que, hasta el momento, la justicia ha sido
ciertamente remisa y cicatera.
Sería demasiado prolijo relatar
las barreras, los sinsabores y el oscurantismo con el que se
encontraron las familias y su abogado en la búsqueda de la verdad desde
que aparecieron los cadáveres.
Baste decir que la maquinaria del
Poder se ha empeñado hasta hoy en ocultar las responsabilidades de un
Cuerpo de la Seguridad del Estado que en ningún momento fue cuestionado,
más allá de la propia implicación de unos sujetos que demostraron no
merecer el uniforme que vestían y que, no sólo fueron condenados (en el
caso de los tres enjuiciados) a penas ridículas para el daño causado,
sino que disfrutaron de privilegios económicos y morales inusitados.
Además, es precisamente esa diligencia en tapar lo acontecido, en echar
tierra de olvido, ese temor del Poder, el que levanta nítidas sospechas
de que en este país constitucional se ha practicado terrorismo de Estado y que el Caso Almería se encuentra entre los más dolorosos.
Hasta hoy, las víctimas del Caso Almería, tanto los tres jóvenes
fallecidos como sus familias, no han encontrado ni verdad, ni justicia,
ni reparación. Una solitaria cruz con una placa en su memoria se levantó
en el barranco de Gérgal donde ardió el coche con los cuerpos de los
tres en el interior, y otra placa se encuentra en una plaza de Pechina
como homenaje al único que era natural de aquella población, Juan Mañas
Morales. (...)" (eldiario.es, 31/05/16,Desmemoriados.org )
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