"(...) El 7 de febrero de 1937, ante la entrada inminente de las tropas
golpistas del general Franco y sus aliados alemanes e italianos, la
población civil de Málaga (ciudad conocida en aquel momento como Málaga
la Roja) y los refugiados llegados desde otras provincias y localidades
andaluzas, deciden abandonar la ciudad para huir de la crueldad y la
represión que los golpistas ya habían realizado en las ciudades que
habían ocupado.
¿Por qué se habla de la mayor tragedia del golpe de estado del general fascista y criminal? ¿Por qué la mayor?
El éxodo de refugiados que se produce desde Málaga en dirección a
Almería por la N.340 buscando refugio en esta última ciudad, aún en
manos del legítimo gobierno de la II República, se estima entre 150.00
personas y 300.000 según las últimas investigaciones.
De ellos, la
mayoría mujeres niños y ancianos, llegarían a Adra (Almería) 200.000; el
resto se volvió o se quedó en el camino.
A lo largo de los días
que duró la diáspora, son sometidos a continuos bombardeos, incluso con
bombas incendiarias y ametrallamientos incluidos, por tierra, mar y
aire. De aquella columna interminable de seres humanos y de los actos
inhumanos de los asesinos, se estima que pudieron morir entre 5000 o
15.000 personas; el número exacto solo lo saben los difuntos y sus
familiares.
Hasta esos hechos históricos no se había conocido
ninguna acción militar de esa envergadura, tan cruel y despiadada contra
la población civil. Habría que esperar hasta la II Guerra Mundial y el
nazismo, para comprobar que el genocidio de la Desbandá solo fueron los
inicios del camino de los monstruos del terror.
¿No escribió Norman Bethune, el gran compañero y médico internacionalista, sobre lo sucedido?
El amigo y compañero de la República, el médico canadiense Norman
Bethune, componente de las Brigadas Internacionales, daría testimonio
gráfico y escrito de lo que se conoce popularmente como la Desbandá. Su
presencia en la columna de refugiados con una ambulancia en la que se
trasladó desde Valencia a la N.340 a socorrer a las víctimas, le
marcaría para siempre.
Gracias a este internacionalista, tenemos
información y testimonios muy importantes. Después de su expatriación en
junio de 1937, el doctor Bethune se dedicó a dar conferencias, escribir
artículos y recaudar fondos en solidaridad con la República. Moriría en
1939, en China, asistiendo a los heridos de otra guerra. Este país le
tiene entre sus personas más estimadas.
Los demócratas de aquí,
tenemos una deuda de gratitud con este médico canadiense. Por ello, en
la salida desde Málaga de este 7 de febrero se le rendirá un homenaje. (...)
El genocidio cometido contra los participantes en el éxodo de Málaga
a Almería, formaba parte de una estrategia diseñada por los generales
golpistas, una limpieza étnica por razones ideológicas: sembrar el
terror, el miedo en el ADN del pueblo, de la ciudadanía, para
disciplinar a las generaciones del momento y venideras y que no se
volvieran a levantar, a tener aspiraciones que no fueran otras que las
de la oligarquía española.
El genocidio contra los refugiados de
Málaga fue premeditado. Cometido contra personas desarmadas e
indefensas, perseguidas hasta la propia ciudad de Almería, donde fueron
bombardeadas por aviones fascistas alemanes e italianos cuando a su
llegada el 12 de febrero se encontraban apiñados a miles en la calle
principal de la ciudad. Málaga la Roja,tenía que pagar su resistencia y
servir de escarmiento por la lealtad a la legitimidad establecida.
El
pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Los crímenes
contra la humanidad no se pueden olvidar. Intentar tapar esa herida con
el olvido es un error o un intento de ocultar a los criminales. Eso solo
nos lleva a una sociedad fragmentada y dividida.
A más de
ochenta años de aquel golpe de estado, plantear justicia y reparación es
lo mínimo que se puede pedir por higiene democrática y Justicia
Histórica. (...)" (Entrevista a Marcos González, Salvador López Arnal , Rebelión, 01/02/17)
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