Ricardo de la Puenta Bahamonde. Archivo S.M.
"Franco tenía también un enemigo en su familia del que poco se conoce
todavía a día de hoy. Su primo hermano Ricardo de la Puente Bahamonde
fue el último militar fiel de la República en Tetúan el 17 de julio de
1936.
Al frente del aeródromo de esta ciudad entonces española, el de
Sania Ramel, organizaría una fuerte resistencia que hubiera podido
cambiar el transcurso de la guerra, iniciada en el Norte de África. Aquella fidelidad a la democracia le costaría la vida a Ricardo, siendo condenado a pena de muerte un mes más tarde.
El historiador Francisco Sánchez Montoya retrata que “Franco le tenía
un profundo aprecio pero fue implacable al ordenar su fusilamiento”.
Así lo relataría también la sobrina del general Pilar Jaráiz detallando
que “eran más hermanos que primos pero de adultos se habían agudizado
sus diferencias ideológicas”.
Tres años más joven que Franco, Ricardo
había pasado junto a él su infancia en Ferrol, como si de hermanos se
tratase. En 1922 De la Puente fue trasladado como capitán a Larache,
donde recibiría diversas condecoraciones por mérito militar, incluyendo
una medalla por ‘sufrimiento por la patria’. Las primeras brechas entre
ambos llegarían en 1934 durante la revolución de Asturias.
Montoya
afirma que “tras la revuelta, reprimida por el propio Franco, De la
Puente Bahamonde fue suspendido del Ejército por apoyarla”. En aquella
ocasión ya le habría advertido: “Un día voy a tener que fusilarte, Ricardo”.
Gracias a un indulto, otorgado por el presidente de la República Manuel
Azaña, Ricardo pudo continuar su labor militar en Marruecos.
TENDRÁN QUE PASAR POR ENCIMA DE MI CADÁVER
La misma tarde del inicio del alzamiento Franco se encontraba en
Canarias. Tardaría unas horas en llegar al protectorado para coordinar
las acciones del golpe. La zona de aterrizaje sería el aeródromo, tomado
por su primo. El investigador Montoya apunta que “para dificultar más
la llegada de los militares golpistas, Bahamonde ordenó a uno de sus
capitanes salir con varias camionetas hacia Ceuta y volcarlas en un
puente cercano”.
Desde el aeródromo, Ricardo esperaba que su unieran a
él otros militares leales, pero solo recibió una llamada de esperanza,
la de un militar republicano de la Alta Comisaría que informó a de la
Puente de que había logrado hablar con Azaña y el ministro de Guerra,
Casares Quiroga y que Madrid iba a enviar aviones de refuerzo; había, pues, que esperar sin abandonar posiciones.
La resistencia continuaba casi entrada la medianoche. Bahamonde
marcaría el campo de aterrizaje para los aviones del Gobierno que
tuvieran que entrar en el aeródromo gracias a hogueras hechas con cubos
de gasolina. Franco aún no había pisado el protectorado para ponerse al
mando. El militar Sáenz de Buruaga advirtió a Ricardo de que si no
deponía las armas, cercarían el aeródromo en pocas horas.
La frase de
Ricardo ante la llamada del alto cargo quedaría reflejada en el consejo
de guerra. “¡Tendrán que pasar por encima de los que defendemos al Gobierno legal en este momento!
¿En qué concepto me ordena usted que me rinda? ¿Quién es usted para
darme tales ordenes?”. Dos horas más tarde, Sania Ramel estaba cercado
por golpistas.
En el transcurso de la noche, Ricardo comenzó a ser consciente de la
imposibilidad del Gobierno de Madrid para mandar auxilio y antes de
provocar un derramamiento mayor de sangre, decidió rendirse. Sus
hombres, aún leales al comandante, averiaron varios aviones que se
encontraban en el aeródromo. De la Puente sabría que aquella acción
sería decisiva en la relación con su primo Franco, que aterrizaría la
mañana del 18 de julio en el aeródromo de Tetúan.
CONSEJO DE GUERRA
Ricardo fue trasladado junto a sus hombres a Ceuta, donde serían
encarcelados en la fortaleza del monte Hacho. El 2 de agosto se
celebraría su consejo de guerra sin que nadie se hiciera cargo de su
defensa. Franco fue consciente en todo momento del proceso que estaba
llevando a cabo pero no quiso interceder por su primo: había que mostrar
lo que esperaba a los militares rebeldes que no se unían a su causa.
Ricardo escribiría una carta revocando la sentencia firmada por el
juzgado militar pero solo horas más tarde, el 4 de agosto a las cinco de
la tarde, el primo de Franco sería fusilado. No se sabe a ciencia cierta si la sentencia fue trasladada al propio Franco el día 3 para su firma.
Montoya apunta que pudo no firmar porque “firmar la sentencia de un
familiar tan cercano podría ser inquietante” .
Sería el militar Luis
Orgaz, jefe del Alto Estado Mayor, el encargado de cumplimentar el
fusilamiento del primo hermano del futuro dictador.
Según el auto judicial, el “Comandante de la Puente, jefe del
aeródromo de Tetuán, dio la orden verbal de tomar las medidas necesarias
para la defensa del aeródromo en caso de ser atacado y llegó a hacer
armas contra el ejército”. Tras su muerte fue trasladado a la fosa común del cementerio de Santa Catalina en Ceuta, como la mayoría de las víctimas ajusticiada con mano de hierro por su primo hermano." (María Serrano, Andaluces.es, 28/02/16)
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