"(...) Y es que en las Islas Canarias no existió la Guerra Civil. Al
menos, tal y como se entiende una guerra: no hubo ni trincheras, ni
frentes ni batallas. Los golpistas ocuparon el poder con relativa
facilidad. La inexistencia de un campo de batalla no influyó, sin
embargo, para que la represión fuera enorme.
La denuncia, a la que ha tenido acceso Público, documenta el asesinato mediante Consejo de Guerra o desaparición forzada de alrededor de mil ciudadanos
canarios que rechazaron adherirse a la rebelión militar comandada por
Francisco Franco y Emilio Mola y defender el gobierno legítimo de la
República.
No obstante, otros historiadores, como el investigador Ramiro
Rivas, autor de la obra Tenerife 1936, calcula que en el
archipiélago fueron asesinadas más de 3.000 personas, que 5.000 canarios
pasaron por las cárceles y los campos de concentración y que 4.000 ciudadanos se vieron obligados al exilio. (...)
El texto aportado por los denunciantes a la Justicia de Argentina argumenta que los golpistas llevaron a cabo en las Islas una "labor de exterminio sistemática de un sector de la población por razones estrictamente ideológicas", que responde a una "planificación perfectamente detallada" mediante la identificación de las personas que debían ser eliminadas partiendo las órdenes de "la jerarquía militar, de los manos de las fuerzas policiales y de la jerarquía eclesiástica".
Para sostener esta argumentación, los denunciantes aportan algunas de las instrucciones reservadas del general Emilio Mola,
director de orquesta del golpe de Estado, en el que llama a "la acción
violenta" y advierte de que la acción ha de ser "en extremo violenta
para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien
organizado".
Así, también incluye la instrucción número 5 del General
que advierte a "tímidos y vacilantes" de que aquel que no está con los
golpistas "está contra" los mismos "y que serán tratados como enemigos". "Para los compañeros que no sean compañeros, el movimiento triunfante será inexorable", señalaba la instrucción de Mola.
La denuncia señala que "la gran mayoría de los desaparecidos de las Islas fueron arrojados al mar,
habitualmente atados en sacos utilizados para la comercialización de
productos del campo, a los que se adherían pesos muertos que evitaran su
afloramiento a la superficie".
"Los cadáveres de algunos de ellos
aparecieron días después en las playas cercanas", recoge la denuncia,
que aporta una extensa relación con todos las fosas comunes localizadas
en las diferentes localidades del archipiélago.
En los momentos álgidos de la represión, además de los fusilados y desaparecidos, destaca que llegaron a estar detenidos hasta 3.500 ciudadanos, de los cuales 1.200 se hacinaban en el campo de concentración de la Isleta y 300 en la Prisión Provincial de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria; 1.200 en la prisión habilitada en los almacenes de Fyffes en Santa Cruz de Tenerife, 250 en la prisión provincial, 200 en el campo de concentración de Los Rodeos, 200 en la prisión de La Orotava, y 150 en la prisión flotante, todos en la isla de Tenerife.
En los momentos álgidos de la represión, además de los fusilados y desaparecidos, destaca que llegaron a estar detenidos hasta 3.500 ciudadanos, de los cuales 1.200 se hacinaban en el campo de concentración de la Isleta y 300 en la Prisión Provincial de Las Palmas, en la isla de Gran Canaria; 1.200 en la prisión habilitada en los almacenes de Fyffes en Santa Cruz de Tenerife, 250 en la prisión provincial, 200 en el campo de concentración de Los Rodeos, 200 en la prisión de La Orotava, y 150 en la prisión flotante, todos en la isla de Tenerife.
No obstante, la represión también adoptó otras formas como "la depuración de funcionarios, maestros y profesores universitarios",
la imposición de multas por supuestas responsabilidades políticas, la
incautación de bienes y la utilización de presos políticos para ejecutar
obras públicas, como las realizadas por Batallón Disciplinario de
Trabajadores Penados nº 91 en Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura.
El historiador Salvador González Vázquez resume en el artículo La represión franquista en Canarias durante la Guerra Civil: Una síntesis histórica el espíritu que presidió Canarias durante aquellos años: "El castigo pretendía ser ejemplarizante y disuasorio, una manifestación implacable de poder que activase el instinto de supervivencia de sus adversarios, de modo que la pasividad incitada por la arrolladora violencia desplegada, prevaleciese sobre el ánimo de resistir".
Los rebeldes consiguieron su objetivo. Llegaron al poder y se mantuvieron en él durante 40 largos años. (...)" (Alejandro Torrús, Público, 11/11/15)
El historiador Salvador González Vázquez resume en el artículo La represión franquista en Canarias durante la Guerra Civil: Una síntesis histórica el espíritu que presidió Canarias durante aquellos años: "El castigo pretendía ser ejemplarizante y disuasorio, una manifestación implacable de poder que activase el instinto de supervivencia de sus adversarios, de modo que la pasividad incitada por la arrolladora violencia desplegada, prevaleciese sobre el ánimo de resistir".
Los rebeldes consiguieron su objetivo. Llegaron al poder y se mantuvieron en él durante 40 largos años. (...)" (Alejandro Torrús, Público, 11/11/15)
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