"Una cifra lo resume todo: 11.581. Es el número –quién sabe si incompleto
aún- de personas desaparecidas en Córdoba durante la represión
franquista. Una cifra que poca gente conoce en la Córdoba de hoy y que
es fruto de la investigación del historiador Francisco Moreno durante
más de 30 años sobre los crímenes de la dictadura en la provincia
cordobesa.
Esa cifra, el silencio sobre ella y los hechos que la
propiciaron, es el motivo que ha guiado al periodista Jordi Gordon a
poner voz a las víctimas y sus familias, a su historia, en el documental
‘Dejadme llorar. El genocidio olvidado’ que estrenará la próxima primavera.(...)
“No se podía llorar a los muertos, no se podía hablar de ello, el miedo
lo invadía todo. Durante los cuarenta años del franquismo estas familias
estuvieron siempre marcadas y ahora, otros cuarenta años de democracia
después, aún no se les ha reconocido como víctimas de las atrocidades
más horribles”, denuncia sobre esa “realidad silenciada” quien rescata
ahora los testimonios de represaliados y familiares de víctimas del
franquismo para que puedan “llorar” su luto. (...)
Perecieron -relata la investigación del historiador
Moreno que narra los hechos en el documental- sobre todo en 1936, bajo
el llamado período de terror de Don Bruno, el teniente coronel Bruno Ibáñez, enviado "con carta blanca" por el general Queipo de Llano a Córdoba.
Durante ese tiempo, se mandó encarcelar a miles de personas en la
antigua prisión de Córdoba, en el Alcázar de los Reyes Cristianos.
Muchos no llegaron a tener ese destino. “Unos 4.000 cadáveres fueron
enterrados en fosas comunes en los cementerios de San Rafael y La Salud
-en la capital cordobesa- pero la memoria colectiva no lo conoce, se ha
callado, se ha silenciado y olvidado”, explica el autor del documental.
Otras 750 personas murieron debido a la insalubridad de la prisión.
A
ellos se suman más de 200 maquis muertos en la sierra y otras 160
personas asesinadas por servir de enlaces con los republicanos. La cifra
sigue aumentando con los 1.600 represaliados en la posguerra, las 220
personas exterminadas en los campos del III Reich y otras 4.500 personas
que aún reposan en fosas comunes de la provincia, según la
investigación de Moreno.
Porque lo ocurrido sobrepasa
y desborda la mente de quien desconoce que todo eso pasó sólo en
Córdoba y su provincia, donde la investigación hecha señala que “se
emplearon todos los métodos posibles de la desaparición" de personas.
El
“exterminio” comenzó apuntando a personalidades concretas, pero después
se abrieron paso los “fusilamientos en masa” y se llegó a los “paseos”
sangrientos donde caían la mayoría de las víctimas, en parajes de
Córdoba como la Cuesta de Los Visos, Alcolea o la carretera a Almadén. (...)"
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