"(...) –¿Por qué eligió como objeto de estudio la violencia política en la comarca del Noroeste durante el primer franquismo?
(...) Como historiador novel, este constante descubrimiento de nuevos
datos me llevó a adentrarme en este tema, trasladando su espacio de
acción y ejecución a nuestra comarca del Noroeste. El resultado fue
realmente sorprendente, pudiendo afirmar que la represión franquista en
la comarca fue entre un veinte y un treinta por ciento mayor que en el
resto de la Región de Murcia, un aspecto que ya confirmó el historiador
Antonio Martínez Ovejero hace años en este mismo periódico.
Por tanto,
no es equívoco destacar que esta violencia fue masiva y
desproporcionada, sobre todo si comparamos las cifras máximas de
población reclusa de la Prisión de Partido de Caravaca –la principal de
la comarca– bajo el sistema republicano y bajo poder franquista. Los
datos cotejados nos muestran que en agosto de 1938 esta prisión albergó a
159 presos, que contrastan con los 632 de septiembre de 1940, una
cantidad aproximadamente cuatro veces superior.
–¿Cómo utilizó Franco a esos presos políticos?
–La respuesta es clara: como mano de obra esclava. La ausencia total de estudios sobre la represión en el Noroeste murciano –casi la única zona de Murcia que ha quedado sin investigar para los historiadores– nos conduce, por primera vez, al embalse del Cenajo como una infraestructura construida por reos republicanos.
En la comarca, por tanto, y al igual
que en el resto de España, existió un campo de concentración y de
trabajo. Esta investigación ha confirmado lo que era un secreto a voces
entre los habitantes del Noroeste. El análisis de fuentes documentales y
fuentes orales nos ha permitido darle veracidad y rigurosidad histórica
a estas sospechas populares.
–¿A qué empresa se adjudicó la construcción del embalse?
–La construcción de un embalse, en esta zona de la cuenca del río Segura, era una prioridad desde el siglo XIX como consecuencia de las catastróficas frecuentes avenidas fluviales. Tras terminar la Guerra Civil, esta obra se convirtió en un "caramelo", tanto para el Estado franquista como para la empresa que se encargara de ejecutar el proyecto, debido al abaratamiento de los costes por la utilización de presos.
Muchas empresas no querían dejar pasar esta gran oportunidad de
lucrarse y compitieron para adjudicarse la construcción. Finalmente, en
1942, se le concede a Construcciones Civiles S.A, imponiéndose a otras
tan conocidas como Dragados. El costo total de la obra del Cenajo
ascendió a 450 millones de pesetas, realizada entre los años 1942-43 y
1963, siendo inaugurada, en un ambiente festivo y multitudinario, por
Franco y su gran comitiva.
–¿Cómo era el día a día de los presos políticos en el Cenajo?
–Presos y obreros cualificados convivían en el Cenajo durante las obras, para lo que se construyó un poblado en las inmediaciones del lugar, próximo al pueblo hellinero de Las Minas, que podía albergar a más de 1.000 obreros de manera simultánea. También se edificó un cuartel de la Guardia Civil para controlar a los reclusos y una Iglesia –la presencia del clero es una de las características principales del sistema penitenciario franquista, encargada de la "regeneración social" que tanto gustaba al nacionalcatolicismo–.
La Dictadura ofrecía a los presos
políticos rebajar la condena mediante el trabajo forzado, provocando,
en muchos casos, un sentimiento de gratitud entre ellos, que veían en el
trabajo el único medio posible para escapar del infierno penitenciario.
Además, se les otorgaba un salario irrisorio, entre unas 4 y 6 pesetas
por día trabajado, pero al que había que descontarle la alimentación, la
asistencia sanitaria e incluso el uniforme de trabajo del propio preso.
Mantener a estos reos políticos le resultaba realmente rentable al
Estado. Los presos políticos del Cenajo no llegaban en el mejor estado
físico ni psíquico, ya que procedían de innumerables centros
penitenciarios en donde las torturas, castigos y vejaciones eran una
constante.
Soportar las duras condiciones de trabajo físico no era
realmente fácil, y éstas, acompañadas por las infames medidas de
seguridad laboral, provocaron muchos fallecimientos accidentales. En
algunos casos estudiados, vemos que se optaba por el suicidio como medio
para evitar esta condición de preso y de esclavo.
No conocemos la cifra
total, ni los nombres, de los "vencidos" o "enemigos de España" que
trabajaron en la larga construcción del embalse del Cenajo. Buscar
aquellos documentos y testimonios que nos sigan aportando datos e
información será uno de los objetivos que nos propondremos a cumplir en
un futuro. (...)"
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