10/4/14

"El secreto es tratar de que no te tiren, porque si caes no te levantas"

"(...) El primero en intervenir fue José María 'Chato' Galante. Querellado en Argentina contra Billy el Niño, este hombre relató al público asistente las torturas que sufrió durante la segunda de sus cuatro detenciones como miembro de la lucha estudiantil contra el franquismo.

 Tenía entonces 22 años y corría el mes de febrero de 197. España estaba en estado de excepción. "Estaba en mi casa intentando hacerme la cena cuando llamaron a la puerta. Miré por la mirilla y era la vecina. Abrí un poco la puerta y alguien golpeó la puerta y yo caí aturdido. Cuando consigue ver qué pasaba era Billy el Niño con su pistola dándome golpes por todas partes", comenzó el relato Galante.

Tras su detención, Galante fue trasladado a la Dirección General de Seguridad (DGS), en la Puerta del Sol, donde fue recibido con un "rodeo" de "palos, porras y puños americanos".

 "El secreto es tratar de que no te tiren, porque si caes no te levantas", relata este hombre, que permaneció 14 días interno en la DGS sin que su familia ni su abogado supieran donde estaba. A partir de este momento, Galante ha comenzado a relatar las diversas torturas y malos tratos sufridos en comisaría destacando que lo más difícil era luchar contra el miedo y no delatar a nadie.
 
"A lo que más miedo tenía era a delatar a alguien. Pensaba que si hacía eso no podría vivir con ello toda la vida. La fórmula que tenía era pensar que la gente a la que quería estaba conmigo presente en ese cuarto y no los podía defraudar.

 Pero este pensamiento perdía eficacia con el tiempo. Cuando descubrías que estabas desnudo, colgado, que te estaban pegando en glúteos, testículos y planta de los pies (...), que estabas meando sangre.... Ya no había teatro que valiera", prosigue Galante ante un auditorio mudo.

Cuando los interrogatorios de diez horas diarias terminaban Galante no era trasladado al calabozo sino que quedaba encadenado a un radiador donde todo el mundo que pasaba podía pegarle o "apagar un cigarrillo" en su espalda. "Recuerdo en esta situación a González Pacheco.

 Recuerdo cómo entró a la sala y se quitó sus gafas de aviador yankee y comenzar a gritar y a hacer posturas de karate y a decirme: 'Estas manos son armas y con ellas voy a destruirte'", concluyó Galante, que señaló que cuando salió de la DGS lo primero que preguntó fue en qué mes estaba: "Habían pasado sólo 14 días. Yo pensaba que eran dos meses".

 "A lo que más miedo tenía era a delatar a alguien. Pensaba que si hacía eso no podría vivir con ello toda la vida. La fórmula que tenía era pensar que la gente a la que quería estaba conmigo presente en ese cuarto y no los podía defraudar. Pero este pensamiento perdía eficacia con el tiempo.

 Cuando descubrías que estabas desnudo, colgado, que te estaban pegando en glúteos, testículos y planta de los pies (...), que estabas meando sangre.... Ya no había teatro que valiera", prosigue Galante ante un auditorio mudo.

Cuando los interrogatorios de diez horas diarias terminaban Galante no era trasladado al calabozo sino que quedaba encadenado a un radiador donde todo el mundo que pasaba podía pegarle o "apagar un cigarrillo" en su espalda. "Recuerdo en esta situación a González Pacheco.

Recuerdo cómo entró a la sala y se quitó sus gafas de aviador yankee y comenzar a gritar y a hacer posturas de karate y a decirme: 'Estas manos son armas y con ellas voy a destruirte'", concluyó Galante, que señaló que cuando salió de la DGS lo primero que preguntó fue en qué mes estaba: "Habían pasado sólo 14 días. Yo pensaba que eran dos meses". (...)"             (Público, 10/04/2014)

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