"(...) En nuestro país tampoco la Iglesia fue nunca de derecha durante la
Segunda República y la dictadura. Es cierto. Su posición se situó en la
extrema derecha y así continuó durante años hasta que la descomposición
de su gran aliado, el franquismo, le hizo adoptar precipitadamente
posturas más acordes con los tiempos que se avecinaban.
Como decía el
historiador Ricard Vynes: la Iglesia no colaboró con el franquismo, la
Iglesia formó parte del franquismo. La beligerancia de la Iglesia la
colocó con claridad junto a los militares golpistas y terratenientes y,
como ellos, recibió la violenta contestación de la exacerbación popular
desatada por el golpe.
No había ninguna diferencia en la fe de los
militares golpistas, los falangistas, requetés o patronos y
terratenientes con los religiosos. ¿Y estos serán llamados mártires y
aquellos simplemente muertos? Fueron más, muchos más aquellos que los
religiosos muertos.
¿Por qué después de conspirar unidos, de combatir
unidos a la República, ese interés en diferenciar sus muertos de otros?(...)
Como les decía, no he podido investigar esos religiosos beatificados
en Tarragona, no es el ámbito territorial en el que desarrollo mi
trabajo, pero sí he tropezado con otros casos de religiosos muertos,
incluso algunos de ellos también beatos.
Constantina, por
ejemplo, fue el pueblo sevillano donde más se atentó contra la vida de
religiosos. De los catorce religiosos que murieron en la provincia de
Sevilla (menos de los que los franquistas mataron en el País Vasco),
tres fueron asesinados en aquel pueblo.
El problema es cómo explicar por
qué dos sacerdotes más (uno de ellos especialmente querido en el pueblo
por su amistad con los pobres) y las religiosas del convento de la
Doctrina Cristiana, fueron respetados sin que nadie atentara contra
ellos. ¿Es que la fe de los tres primeros era distinta de los demás? No.
Por supuesto que no. La "persecución" no se llevó a cabo contra la
Iglesia o contra la fe, sino contra algunos miembros de la Iglesia, que
es bastante diferente. En Morón de la Frontera, después del golpe, se
llevó a cabo la detención de más de treinta derechistas y entre ellos
tres salesianos.
Un cuarto no fue molestado, al igual que los otros ocho
religiosos que había en el pueblo y tampoco sufrieron agresión física
alguna las monjas Jerónimas del convento de Santa María, las
Concepcionistas del convento de San Juan de Dios y las monjas de la
Caridad del Hospital Municipal. ¿Se estaba persiguiendo la "fe" de los
tres salesianos detenidos únicamente? ¿Y el resto? ¿Eran descreídos,
quizá? Las medias verdades siempre suelen terminar en grandes mentiras.
Pero hay más.
Dos de los salesianos que resultaron muertos (el tercero sobrevivió)
fueron declarados mártires de la fe en la masiva beatificación de 2007.
Pero no murieron por su fe, ni mucho menos, incluso uno de ellos, el
salesiano José Blanco Salgado, estuvo disparando contra los trabajadores
desde el cuartel de la Guardia Civil (es obvio que pese a lo que diga
el papa Francisco, no es muy imitable este mártir).
Su muerte fue
miserablemente provocada por el teniente de la Guardia Civil José
Chamizo para intentar él mismo salvarse con los suyos, obligando a un
grupo a salir del cuartel para poder escapar a fuego limpio por otra
calle.
¿Dónde están los testimonios de la beatificación de estas
personas? Me gustaría verlos, porque la información de la que disponemos
(publicada y documentada) no guarda relación alguna con el martirio de
estos hombres.
Y estos casos en absoluto pueden negar que otros
religiosos hayan sido asesinados por el mero hecho de serlo, pero
evidencian la forma en que se han llevado a cabo los masivos
procedimientos de beatificación.
Los crímenes cometidos contra
religiosos, como contra cualquier persona, fueron abominables, pero hay
que saber medir el alcance y la utilización de todos ellos. Los debates
tienen que ser claros, públicos y documentados, lo demás es historia
sagrada, no historia.
Por cierto, todavía la Iglesia de Morón
tiene pendiente una deuda, una gran deuda con los cuatrocientos cuarenta
vecinos muertos y ochenta y cinco en paradero desconocido identificados
que ocasionaron los sublevados. Total, algunos dirán que qué son 525
víctimas moronenses comparadas con la inmensidad del océano.
Pues yo les
diré lo que son: tres más que los 522 beatos del 12 de octubre, y
estamos hablando solamente de un pueblo andaluz, con beatos y todo,
donde la Iglesia sigue en silencio. ¿Olvido? ¿Cinismo? Será
sencillamente que necesitan más de tres siglos como con Galileo.
Y dicho
sea de paso, ¿qué hace un ministro de justicia en un acto como ese
cuando el gobierno que representa no cumple una Ley como la de Memoria
Histórica? ¿No quedamos que es un acto exclusivamente "religioso" como
dice la Conferencia Episcopal?
¿Para cuándo la Iglesia arrodillada ante las víctimas de la sublevación y la dictadura? Señor Rouco ¿está usted ahí?" (JOSÉ MARÍA GARCÍA MÁRQUEZ, 'Beatos y cínicos', Público, 14/10/2013)
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