"La cineasta Margarethe von Trotta repasa en su nueva película el tiempo en que Arendt pudo observar de cerca a Eichmann, en el juicio contra él celebrado en 1961. Hannah Arendt, cierre de la trilogía que comenzó con Rosa Luxemburgo,
es el retrato del proceso del pensamiento y también el recuerdo de una
colosal polémica.
La denuncia que hizo la filósofa acerca de la
"sorprendente cooperación" de los consejos judíos con los nazis, que
provocó una corriente airada contra ella, todavía molesta en círculos
semitas, grupos que han atacado duramente la película.
Eichmann
fue el responsable directo de los transportes de deportados a los campos
de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Arendt
llegó a estar encarcelada en la Alemania nazi, de donde decidió escapar.
Desde EEUU años más tarde, viajó a Israel para cubrir, como enviada del
The New Yorker, el juicio
contra el teniente coronel de las SS.
Eichmann fue condenado a morir en
la horca por crímenes contra la Humanidad en un juicio que le inspiró a
ella la teoría de la banalidad del mal, pensamiento que provocó una
gigantesca polémica. Un debate que, unido a la ira que levantó la
denuncia contra los consejos judíos, creó un poderoso movimiento contra
una de las pensadoras más importantes de los últimos decenios.
El pensamiento de Arendt le creó muchos enemigos...
Hubo
dos razones fundamentales por las que fue atacada. La primera, porque
no describió a Adolf Eichman como a un monstruo sino como a un
burócrata, su teoría de la banalidad del mal. La segunda, porque
denunció a los consejos judíos, su cooperación con los nazis.
Esto segundo le causó muchos más problemas, ¿ha tenido usted alguno por contarlo en la película?
La verdad es que tuve miedo, ciertos temores con este tema al abordar
la película. Y durante un tiempo dudé si mostrar esto o no en la
historia. Yo soy alemana, pero no soy judía, pero mi coguionista, Pam
Katz, sí lo es, y a ella es a quien pregunté. Pam me dijo que teníamos
que contarlo. De hecho, el primer título de la película era La controversia.
Tengo
que decir que en Alemania no me han criticado, pero no ha sido igual en
Nueva York, allí sí ha habido críticas y presiones por parte de los
grupos judíos.
Arendt es ejemplo de defensa de
pensamiento individual, ¿nos hemos olvidado de pensar por nosotros
mismos y nos dejamos arrastrar por la corriente?
En
cierto modo, sí. Y la película, de hecho, habla también de la necesidad
que tenemos todos de pensar por nosotros mismos. Nos hemos dejado
arrastrar, sí, pero hoy la gente ya es consciente de que está siendo
manipulada, de que hace tiempo ha entregado su pensamiento a los
políticos, a los banqueros...
Hay una declaración famosa
de Arendt: "Quiero entender". ¿Se la puede aplicar usted misma? ¿Estas
películas las hace porque quiere entender?
Sí,
exactamente, lo mismo que era para Hannah Arendt es para mí. Yo también
quiero entender con cada película, de hecho, sí, esa es mi razón para
hacerlas. Yo no quiero juzgar, solamente quiero entender.
Y tras al proceso de investigación para la película, ¿qué le ha sorprendido más de Hannah Arendt?
Lo que más me sorprendió es que, como hebrea, criticara a los
consejos judíos. Había una lucha entre el pensamiento y la emoción.
Pero
Hannah Arendt como filósofa estaba obligada en honor a la verdad a
decir lo que hicieron los consejos judíos. Ella se sentía responsable de
lo que veía, y como filósofa no puede evitar decir la verdad." (Entrevista a Margarethe von Trotta, Público, 21/06/2013)
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