28/9/12

El tenor fusilado cuando cantaba Tosca

"Federico Añón Lacasa fue un actor valenciano que trabajaba en la Compañía de Pepe Alba, junto a Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, grandes artistas de los años 20 y 30. 

Fue concejal de Cultura del Ayuntamiento de Gandía por Izquierda Republicana, había estudiado Económicas y arte dramático Dirigió también el denominado hospital militar de la Republica en Gandía. Una noche de 1939, ya terminada la guerra los militares le fueron a buscar a su casa. Le metieron en un furgón. Toda la calle le vio partir. Le habían delatado.(...)

Su nieto, Raúl Puig Añón ha explicado a EL PLURAL.COM que le metieron en una celda con varios detenidos y cada dos o tres semanas sacaban a algunos para fusilarles hasta que solo quedaron Federico Añón y un famoso tenor. Se conocían de atrás. 

El día previo al de su fusilamiento, hicieron un pacto: Si no les fusilaban a los dos juntos, el condenado haría algo para despedirse del otro. Le tocó al cantante que ante el pelotón entonó el “Adiós a la vida de Tosca”. 

Nerviosos, los soldados no fueron capaces de disparar a tiempo y el artista murió agonizando cuando acabó el aria. “Mi abuelo había pensado en pronunciar un fragmento de “Tres sombreros de copa” de Miguel Mihura, si le tocaba primero a él”, narra Raúl Puig. 

“Hemos acabado con suficientes Federicos”

No le mataron. Un teniente coronel le dijo le dijo entre risas: “ya hemos acabado con suficientes Federicos del mundo de las artes”. García Lorca había muerto. A Federico Añón le hicieron varias veces el paseíllo de la muerte para luego indultarle. Aún así consiguió crear una escuela de teatro dentro de la cárcel para los reclusos.

 Le conmutaron la condena por seis años y día de reclusión que se convirtieron en siete. Su hija se recuerda a sí misma con tres años y una pegatina pegada en su vestidito que indicaba “hija de Federico Añón”, ella sola en medio del patio de la cárcel buscando a su padre junto a centenares de niños. 

Era el día de la Merced, la patrona de los reclusos, el único día del año que los pequeños podían visitar a sus padres presos. Federico salió en libertad en 1947 para morir en casa en 1952 de pleuritis. La humedad del penal y un asma crónica sin tratar acabaron con él. Fue enterrado con normalidad en un nicho de la Sección 7ª derecha del Cementerio General de Valencia."       (El Plural, 16/09/2012)

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