14/12/10

'De vez en cuando, un colono insultaba, escupía o daba un bofetón a un palestino, y la patrulla se llevaba al palestino para "evitar fricciones"


Un soldado israelí detiene a un niño palestino en noviembre, en una colonia cerca de Hebrón

"En el libro se recogen historias como la de un soldado destinado en Hebrón en 2008. Según el militar, a los colonos les gustaba pasear cada shabat por el mercado palestino.

Los soldados tenían que "esterilizar" las calles (evacuarlas); de vez en cuando, un colono insultaba, escupía o daba un bofetón a un palestino, y la patrulla se llevaba al palestino para "evitar fricciones". "Era lo más degradante", comenta el soldado." (El País, 14/12/2010, p. 10)

"Un destacamento de soldados patrulla por el pueblo palestino de Yatta, justo al sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada. Su misión consiste en hacer, sin razón alguna que lo justifique, una "demostración de presencia", que en este caso consiste en disparar contra las viviendas palestinas, las ventanas, los depósitos de agua que hay en los tejados, los paneles de energía solar y los contenedores de basura.

En otra ocasión, todo un batallón ocupa un pueblo a las 2 de la madrugada, sin ningún motivo aparente, simplemente como "demostración de presencia". Entran en todas las casas. En el colegio del pueblo habilitan un aula para los interrogatorios del Shin Bet, los servicios secretos. "La gente se moría de miedo. La niñas se hacían pis encima. Había una atmósfera fanática entre los soldados, como si dijeran: Vamos a acabar con ellos", recuerda un militar israelí.

El objetivo de una tercera misión era confiscar armas, pero en el pueblo no encontraron ninguna, así que los soldados se llevaron los cuchillos de cocina. Un soldado sustrajo además 20 shekels (4 euros). "Los soldados entraban en las casas buscando qué podían robar, pero la gente del pueblo era muy pobre. Aun así, los soldados robaban cualquier cosa que encontraban a su paso", recuerda otro soldado.

Estos son tres de los cientos de testimonios que la ONG israelí Rompiendo el Silencio recoge en su último libro, Ocupación de los territorios: testimonios de los soldados israelíes 2000-2010, donde un centenar de soldados narran sus experiencias en Cisjordania y Gaza desde el inicio de la segunda intifada.

La publicación ha seleccionado 180 testimonios de 101 soldados, de entre las 730 entrevistas que se han realizado con soldados y veteranos que voluntariamente se han prestado a esta iniciativa con la que la organización pretende trasladar a la sociedad israelí el sentimiento de una parte del ejército crítica con la ocupación. (...)

El texto está acompañado por una serie de mapas y fotografías. Llama la atención una foto de un soldado armado con un fusil de asalto de cuya espalda cuelga una gran cacerola de aluminio que los militares usan para sembrar el miedo golpeándola rítmicamente por la noche y la madrugada en las aldeas palestinas, como si de una cacerolada argentina se tratara. Los militares también denominan a esta actividad "demostración de presencia". (...)

De las declaraciones de los soldados se deduce que el día a día de la ocupación es a menudo "irracional". Pero es una irracionalidad deliberada que tiene el propósito de "desconcertar permanentemente a los palestinos" y establecer un "control absoluto" sobre sus vidas, comenta el ex sargento Yehuda Shaul, director de Rompiendo el Silencio. "Los soldados en ningún momento actúan como si la ocupación fuera temporal, sino como si fuera algo que va a durar toda la vida". (Público, 14/12/2010)

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