Joaquín Sala tenía siete años al terminar la Guerra Civil. Su padre era concejal socialista en Pego y tras luchar en el bando republicano acabó encarcelado. Ayer, tras la presentación del documental, rememoraba cómo en sus visitas a la prisión, su padre le pedía que lo recordara cuando se hiciera mayor, conocedor de que su fusilamiento estaba muy próximo.
Más tarde, ya viuda su madre, les quitaron la casa y unas prensas de fabricación de azulejos para suelos hidráulicos que podían servirles de modo de vida. También recuerda cómo a su abuelo, que había perdido un hijo y un yerno, "aún le hacían levantar el brazo los falangistas". Murió después de la contienda: "Se quiso morir, tuve que hacerme mayor", resume. Empezó a trabajar con 12 años. "Los rojos, como decían ellos [los franquistas], no tenían derecho a vivir", resumía Sala.
"Se ha sufrido mucho", añade Evaristo Casillas, un niño de 11 años en 1939. "No podías hablar", recuerda.
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