20/10/09

Los castillos de los colonos israelíes... Los nuevos señores feudales, por la gracia de Dios



"Los colonos viven en atalayas. En pequeñas y pulcras comunidades en las colinas, en casas de teja roja bien alineadas y mejor fortificadas en la pedregosa Cisjordania, ocupada desde hace 42 años. O en auténticas ciudades, como Ariel o Maale Adumim. O en barrios populosos de la ocupada Jerusalén Oriental. O en grupos de chozas de madera o latón, aislados en la ladera de una montaña. Armados, vigilados y protegidos por guardias privados y por soldados israelíes en 120 colonias y otro centenar de asentamientos que son ioridades israelíes, aunque hayan permitido su expansión durante una década, en muchos casos sobre tierras robadas a campesinos palestinos. Forman una variopinta amalgama de medio millón de personas -procedentes de cualquier rincón del mundo-, de los 7,3 millones que habitan Israel.(...)

David Wilder es, como Froman, un devoto judío. Pero de otra estirpe. Nunca hará migas con un palestino. "Lo dijo el primer ministro Isaac Shamir: 'Los árabes son los mismos árabes, como el mar es el mismo mar". Piensa que no pueden cambiar, que todos son iguales (...)

"El discurso de Obama es un beso en el culo a los árabes, que observan su política como señal de debilidad", sentencia. "No veo modo de alcanzar la paz. No hay más que ver la incitación contra nosotros que promueve la Autoridad Palestina", añade, antes de proponer su estrafalaria vía de escape. "Si todo el mundo desea la paz, ¿por qué Egipto no les cede el Sinaí para crear el Estado palestino? La solución es fácil. Cuando los judíos del mundo emigren en masa a Israel, los árabes se marcharán. Será entonces cuando aprenderán que no nos iremos". (...)

Javier Markovas, jefe de inspectores del IVA en el Ministerio de Hacienda, tiene 54 años y reside desde 1990 en esta ciudad, una mole de edificios con centros culturales, comerciales, parques... Casado con Silvia, de 53 años, directora de jardín de infancia, tienen dos hijos. "Llegamos a Israel porque buscaban médicos y contadores. Argentina estaba mal entonces, pero no fue el factor determinante". Silvia, cuyo hermano vive en Israel desde hace 40 años, asiente. Es incapaz de asimilar algunas circunstancias. "Nunca me acostumbraré a que no haya autobuses en sabath". Ariel, uno de sus hijos, de 27 años, lo lleva peor. "Ni hay autobuses, ni vida nocturna en Maale Adumim", apunta el licenciado en Comunicación. Ellos difieren de cabo a rabo de Wilder. "El nacido en Israel es diferente al emigrante. Yo no guardo rencor a los árabes, pero muchos de mis colegas caen rápido en el insulto", explica Javier. Su vástago es contundente: "Hay palestinos a los que les despojan de todo, los golpean... No me extraña que se vayan a Hamás. El odio crece y crece todo el tiempo. También cuando se explotaban ellos en autobuses aumentaba el odio entre los israelíes. No ha nacido el genio que solucione esto". Todo ha empeorado en los últimos años. Antes, los Markovas iban a Azzaría, el vecino pueblo palestino, a tomar pizzas. Ya no. (...)

Weiss y su esposo son pudientes empresarios vinícolas, también dueños de locales en Tel Aviv. Pañuelo en la cabeza y falda hasta los tobillos -como mandan los cánones del sionismo religioso, Weiss reconoce su filiación: "Estáis sentados con alguien que está a la derecha, derecha, derecha, del mapa ideológico". Ha fundado un movimiento: Juventud por el Gran Israel (Jóvenes de las Colinas). "Eretz Israel", continúa, "se extiende hoy entre el Jordán y el Mediterráneo. Pero las dos bandas azules de la bandera representan el Éufrates y el Nilo. A eso aspiramos". Que resulte inviable, poco importa a esta mujer, idealista hasta los tuétanos. (...)

la abuela Weiss concluye: "En estas montañas estuvo Abraham. De ahí surgen nuestros derechos. Israel es el rayo de luz para el mundo. Obama no quiere que la luz de nuestra nación difumine su mirada. Sería mejor que retirara a Israel los 3.000 millones de dólares anuales de ayuda. Caería nuestro nivel de vida, pero seríamos más libres". (...)

Elyakim Haetzni fue diputado de Tehiya -Renacimiento, en hebreo-, partido de efímera existencia. Radical entre los radicales, este abogado está implicado en la organización de los colonos extremistas... "Occidente no entiende que el mundo árabe quiere volver a su pasado glorioso". Siente el abogado que Israel está acorralado. "Uno de los atractivos de los árabes para los occidentales", explica, "es su aroma antisemita. Los islamistas trabajan con el modelo de los nazis. Las manifestaciones en Europa no son contra las decisiones de los Gobiernos israelíes, son contra los judíos. Pero tras Auschwitz no es políticamente correcto decirlo. Los judíos estamos en el frente del combate contra el islam. No debemos hacernos ilusiones con Obama, ni con los europeos, ni con los árabes, ni con los judíos del resto del mundo. Tendremos que luchar. Si entregamos tierras, los judíos seremos las víctimas". (...)

En los últimos meses, los más fanáticos se han entregado al vandalismo impune. Emplean una táctica que hace recaer su carga sobre el tercero de siempre. Si el Ejército desmantela un outpost -las colonias que son ilegales incluso para el propio Tribunal Supremo israelí-, se dedican a quemar olivos de los pueblos árabes colindantes. En la región de Nablus han sido calcinados centenares de hectáreas. En ocasiones han asaltado pueblos, han disparado a los pies de lugareños palestinos, han destrozado casas y depósitos de agua... Los soldados, a veces, los han acompañado. Sin mover un dedo. Decenas de esos asaltantes, siempre con su kipá de ganchillo, símbolo de los religiosos sionistas, y sus atuendos desaliñados, estilo hippy, parten de Yizhar. (...)

En el outpost de Salhevet Ya, a 200 metros de Yizhar, vive Ayalá, de 24 años... Su candor e ingenuidad conmueven. Cientos de metros ladera abajo se extienden los pueblos palestinos, a los que siempre miran desde arriba. "Nosotros no quemamos sus olivos. Los queman ellos para cobrar indemnizaciones", dice contra toda evidencia. "Bajo el huerto", relata Ayalá, "encontramos un mosaico. Mi padre dice que lo hicieron los samaritanos. Estoy contenta, demuestra que esta tierra es de los judíos". Poco más se puede profundizar en la conversación.(...)

La Torá es un título de propiedad. Lo es para Susan Levin, estadounidense de 49 años llegada en 2006, y para Lisa Lawrence, nacida hace 33 años en Jerusalén. Ambas vecinas de Neve Daniel, colonia de 380 familias en Gush Etzión. Las casas son espaciosas, casi lujosas. "La Torá dice que esta tierra nos fue otorgada, que somos un pueblo especial, que hay un lugar especial para nosotros. Vine aquí para aceptar ese regalo", comenta Levin. "Éste es el único lugar", añade acariciándose un brazo, "donde mi piel judía se adapta a la tierra. No es un regalo de la ONU". Habla de los palestinos con paternalismo, afirma que la Autoridad Palestina y Hamás no dejan a la gente tomar sus propias decisiones. Y no ve que los ciudadanos se quejen contra sus autoridades: "Como dijo Golda Meir, tienen más deseo de matarnos que de vivir". (...)

abogado Yossi Dermer y su esposa, Aviva, que rozan los 40. Viven en Talmón-Nerya en una casa con piscina en el tejado. Los alquileres son baratos, el Estado presta los servicios. Un lugar ideal para los críos... Dos palestinos trabajan en su casa. "Sin problema. Los vigilo, y además...". Se toca la cartuchera. "Si no estuviéramos en Talmón, los árabes llegarían hasta Tel Aviv. Nosotros los paramos". Todos los vecinos se conocen. "Creemos en lo mismo. Para que alguien viva aquí debe pasar el examen de la comunidad. Somos muy religiosos, no ultraortodoxos". Él está convencido de su misión.(...)

"It's our land, it's our land" (es nuestra tierra), repiten. ¿Y esos olivos? "Ya estaban aquí cuando llegamos", comenta una chica." (Juan Miguel Angel Muñoz: Colonos, del amor a Dios y a la tierra. El País Semanal, 13/09/2009, p. 48/57)

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