9/7/09

Para algunos, el oro de Galicia fue el volframio... y los presos republicanos...


Mujeres lavando el mineral en la playa

"O Barbanza, como si de una pequeña California se tratase, vivió su fiebre minera con el volframio, un metal que la Segunda Guerra Mundial convirtió en estratégico y que situó a la comarca en el centro del espionaje alemán y aliado. El III Reich conocía las virtudes del volframio, usado para reforzar el acero de los cañones. (...)

Detrás de la fiebre del volframio está la historia de una población empobrecida que de la noche a la mañana se vio con los bolsillos llenos.(...)

La del volframio fue una explotación intensa pero breve en el tiempo. El mineral dejó de interesar al concluir en 1945 la Segunda Guerra Mundial (...)

"Excepto la mina de San Finx, en Lousame, la mayoría eran pequeñas y poco rentables", cuenta González. El investigador calcula que hubo entre 50 y 70 minas en toda la comarca, pero sacar cuentas es difícil porque no siempre existían las debidas concesiones mineras. "Se creó toda una economía sumergida alrededor del volframio, muy común en el bateo de los ríos". Tampoco es fácil hablar de una cifra exacta de trabajadores, porque buena parte de ellos no tenían nómina y cobraban en función de lo extraído. Una nebulosa legal a la que hay que añadir los muertos por silicosis y la presencia de un movimiento sindical y guerrillero en los primeros años de la posguerra. (...)

"Mucha gente se hizo rica a expensas de los presos republicanos que fueron llevados a trabajar a las minas", asegura.

Los que no se hicieron ricos fueron los que dilapidaron los sueldos ganados en la mina en los bares de Boiro, Rianxo y Vilagarcía, de donde partían los barcos cargados con el preciado metal. "Era una forma más de escapar de la represión", asegura Ayán. El volframio trajo también prostitución y, con ella, conflictos entre las parroquias de la comarca. El investigador recalca el compromiso femenino en la explotación del tesoro de O Barbanza. "Las mujeres se ocupaban del lavado del metal". (El País, ed. Galicia, Galicia, 03/07/2009, p. 16)

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