4/6/09

Fusilado por una "r" tachada

"Me hizo recordar que en mi niñez pasaban por Vilalba camiones repletos de moros, procedentes de Lugo, hacia el frente de Asturias. Los niños les decíamos "baja la jaula, Jaime". Días después regresaban con las cabezas vendadas, brazos en cabestrillo, apoyándose en muletas y a los más maltrechos los trasladaban al asilo de ancianos, convertido en hospital castrense. Se me desata la memoria y me vienen historias de paseíllos en la Costa da Sal; de cuerpos tirados por las cunetas da Legua Dreita.

Sucedió en mi pueblo que un buen día el rótulo que ponía Ruta de guerra, emplazado en el muro de la casa-cuartel de la Guardia Civil y señalando hacia Oviedo, apareció con el rabo de la r tachado, de suerte que decía Puta de guerra. El comandante de la Benemérita, incapaz de consentir que le llamasen puta a su gloriosa Cruzada y delante de sus narices, para más regodeo, intimó al sargento a que hiciese las indagaciones pertinentes y le encontrase al culpable en un par de horas. Y los siete falangistas en asamblea plenaria acordaron designar a Víctor Peris, que estaba de cartero interino y encima no disimulaba sus ideas republicanas: apareció en una cuneta a la anochecida, con un tiro en la sien y una inscripción con tiza sobre el fondo oscuro de su casaca: "Por hijo de ruta".

Ahora me gustaría conocer el paraje dónde yacen los restos del cartero, a quien tanto queríamos los niños; dónde se encuentra el cuerpo de El vizcaíno, quien hubo de tirarse al monte y nunca más se supo, como decía El zorro; y de tantos otros, llevados en tartanas a la carretera de Cospeito." (RAMÓN CHAO: 'Cardume' y el recuerdo. El País, ed. Galicia, Galicia, 24/09/2008, p. 4)

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