19/12/08

"Palabras para Julia" frente a Julio Iglesias



"Una mujer con mil vidas debe tener al menos tres nombres. Marcia Scantlebury (La Serena, Chile, 1945) fue también Natacha y 400. Natacha combatió el pinochetismo. 400 lo sufrió en varios centros de tortura y detención. (...)

-¿Nunca deseó vengarse?

-No estoy preparada ni para eso. Ni para perdonar. Tengo un odio abstracto hacia lo que pasó, pero no hacia una persona en particular. Los desprecio. No quisiera que me llenaran la cabeza ni el corazón. (...)

En Cuatro Álamos, uno de los centros donde permaneció detenida en 1975, leyó el nombre de Michelle Bachelet. Las presas de Pinochet dejaban huellas. Sus sucesoras las memorizaban, por eso Marcia Scantlebury recuerda a la actual presidenta. Las técnicas de resistencia de las detenidas fueron refinadas, a la altura del sadismo de sus captores.

Parece una gracieta pero no lo es: las bombardeaban con Julio Iglesias y Nino Bravo para acallar los gritos del suplicio.

Ellas contraatacaban: Palabras para Julia se convirtió en su himno. Se autoprohibieron la comunicación verbal con sus carceleros -delegaban el contacto en tres representantes-, colectivizaron la comida y los cigarrillos y socializaron el dolor. "El momento más completo de mi vida lo pasé ahí. Y el peor también. Tú eres una y eres otra después de la tortura".

Un día, le arrancaron la venda adhesiva de los ojos y protestó por temor a perder las pestañas. "Te van a matar y te preocupas por las pestañas", le espetó anonadada otra presa. Pues sí porque también era presa de la cotidianeidad del horror. Y porque Marcia Scantlebury no gasta nunca pólvora en gallinazos. "Concentro el estrés en las cosas inevitables, el resto dejo que fluya". (MARCIA SCANTLEBURY: "Los torturadores nos ponían a Julio Iglesias". El País, ed. Galicia, Última, 18/12/2008)

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