8/11/08

Un torturador, antes asesino. Una venganza contra la miseria



Cheka del Cine Europa, dónde torturó Sandoval


Felipe Sandoval

"Felipe Sandoval firma una declaración inculpatoria de 36 folios. En ellos se puede leer: Los anarquistas somos la hostia, compañero. Sabemos retorcernos el corazón si hace falta para cumplir nuestro deber revolucionario. Lo que esos jovencitos comunistas que presumen de coraje no se atreven a hacer, aquí está el viejo Felipe, anarquista, dispuesto a hacerlo en bien de nuestros sagrados ideales. Aunque el corazón se me salga por la boca". El atracador, el líder de una de las checas más temidas de Madrid, el asesino, se quita la vida poco después. Nadie reclamará su cadáver."

"Eduardo Guzmán, un compañero de celda escribe más tarde:”Le han pegado sin compasión y tiene más cara de muerto que de vivo. Arroja varias bocanadas de sangre que un policía le obliga a limpiar del suelo aunque cada movimiento le arranca dolorosos quejidos”. En la imagen, el puerto de Alicante, donde fueron apresados la mayoría de los compañeros de cautiverio de Sandoval cuando estaban listos para salir de España." (El País, fotogalería)

"Toda su vida fue un calculado ajuste de cuentas contra las injurias de su pasado. Una venganza contra la pobreza y el hambre. Contra la miseria de su infancia. Felipe Sandoval, dirigente de la temida checa anarquista durante la Guerra Civil, atracador y asesino, es el protagonista de un largo e interminable ajuste de cuentas que narra y dirige el pintor y escritor Carlos García Alix (León, 1957) en el documental El honor de las injurias, que se estrenó ayer en Madrid, tras su paso por diferentes festivales. (...)

García Alix se adentra en el horror de la guerra, del fanatismo y del crimen a través de este hombre alto, de manos grandes, cortés y reservado, que se convirtió en toda una leyenda al más puro estilo gansteril. (...)

El honor de las injurias nace de una curiosidad que se convirtió poco a poco en obsesión. La primera noticia que conoció García Alix de Sandoval fue la de su muerte. La leyó de un tirón una noche de 1998 en un libro que le prestaron de Eduardo Guzmán, Nosotros los asesinos. "Le han pegado sin compasión y tiene más cara de muerto que de vivo. Arroja varias bocanadas de sangre que un policía le obliga a limpiar del suelo aunque cada movimiento le arranca dolorosos quejidos", escribe Guzmán sobre su compañero de cautiverio Felipe Sandoval. (...)

En el centro de detención, la policía le obliga a realizar una confesión que escribe y firma. Tenía 53 años y era ya un hombre envejecido y enfermo de tuberculosis. Acuciado por sus compañeros, que le acusaron de traidor, Sandoval se quita la vida. Nadie reclamó su cadáver. (...)

Felipe Sandoval fue uno de tantos hijos de la miseria. De padre desconocido, nace en el barrio de las Injurias de Madrid el 26 de mayo de 1886, sólo nueve días después del que luego llegaría a reinar bajo el nombre de Alfonso XIII. Albañil de profesión, ayuda de cámara en una adinerada familia de París, su vida va unida al sueño anarquista de la revolución social. Atracador primero y valeroso hombre de acción después, durante la Guerra Civil se convierte en un asesino despiadado.

Se le consideró el enemigo público número uno, se le conoció como el doctor Muñiz y su nombre está detrás de famosos robos como el de una oficina del Banco de Vizcaya, en la que al más puro estilo gansteril y en apenas diez minutos roban 40.000 pesetas. Responsable de una temida checa anarquista, fue el organizador del asalto y la quema de la cárcel Modelo de Madrid, el 22 de agosto de 1936, que terminó con la matanza de conocidos políticos de derechas y provocó un auténtico shock en la República." (El País, 08/11/2008)

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