12/11/08

Un hombre bueno

"Boda y muerte en un día. Se casó para que su novia no fuera madre soltera y porque lo iban a fusilar. ¿Delito?: "No consta".

Arturo Lodeiro estaba en la cárcel el día en que se casó con Julia Muñoz. No llegaron a verse como marido y mujer. Se casaron por poderes. Arturo, cerrajero, de 35 años, que llevaba casi diez meses detenido, estaba "a punto de morir", fusilado. Julia, embarazada de dos meses, se convirtió en viuda ese mismo día, tal y como su marido le comunicaba en su última carta, escrita en capilla, horas antes de ser ejecutado:

"Madrid, 27 de abril de 1940.

Adorada esposa: En este momento realizo mi voluntad por lo cual puedo llamarte al final de mi vida, esposa mía, y a mi niña, hija verdadera. A pesar de que los momentos no son de los más agradables, al menos me cabe la alegría de haber cumplido contigo como Dios manda. Ya, querida nenita, puedes llamarme esposo, y cuando hables a nuestra Julina de mí, le digas que su papaíto la quería mucho por ser hija tuya y por quererte como jamás quise. Tú, Julia mía, procúrate una relativa y sana felicidad. No le des a mi nena un padre que sea malo.

Ya sabes que no quiero rencores. Acepta esto con la mayor resignación y que lo consideres como un error, como lo que es. Cuando éstas recibas, ya habré dejado de existir y mi último pensamiento habrá sido para mis dos niñas inocentes y desamparadas. Ten valor, Juli, piensa en nuestra nenita.

Un beso hasta dejar la vida, para ti y la niña".

Julia Muñoz no pudo ir a recoger el cuerpo de su marido. "Cuando supo que había muerto se puso muy enferma. No quería comer y apenas podía alimentar al bebé", explica su nieta, Julia Mota. Pero no le olvidó. A su hija le habló siempre de aquel hombre que "un día de invierno, cuando le preguntaron por qué venía sin abrigo, contestó con naturalidad: 'Se lo di a uno que tenía más frío". (El País, Domingo, 14/09/2008, p. 5)

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