13/11/08

Las narraciones de los soldados se adaptan al público al que van dirigias

"Y hay algo muy interesante: el modo en que esos relatos privados van cambiando. A veces cambian por ese deseo que ha mencionado usted de ocultar o disculparse, pero yo creo que cambia más en función de la audiencia a quien van dirigidos en cada momento. Tampoco hay que olvidar que en los sesenta años que pueden haber pasado desde que los hechos ocurrieron, el narrador habrá contado muchas veces y a gente muy distinta lo que sucedió aquel día.

El suceso se ha convertido en cuento. La persona en cuestión crea historias y se crea una identidad mudable. Durante la guerra se sentía a gusto, incluso feliz, hablando románticamente y alardeando en una carta a la novia de sus hechos de sangre, de las bajas que ha causado en las filas enemigas, sin esconder el disfrute que ha podido sentir. Pero cuando regresa a casa decide callar, y aquella misma matanza en una pelea cuerpo a cuerpo se hace tabú. Y yo no diría que calla sólo por prudencia o vergüenza.

Quizá con el paso del tiempo ha caído en la cuenta de que aquel desconocido al otro lado de la trinchera al que ha abatido era un tipo que estaba tan asustado, tan hambriento y tan aterido por el frío como él mismo. (Joanna Bourke: "Ha vuelto la matanza al descubierto. El País Semanal, 21/09/2008, p. 30)

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