13/2/08

El arrepentido, el delator... el que sobrevive

“- La delación. "No soy ni un bárbaro ni un animal. Os pido fortaleza, que seáis pacientes y trabajéis. La liquidación de los kulak como clase no significa la liquidación de las personas", escribía el poeta y editor Alexandr Tvardovsky a su padre y hermanos, arrestados en 1931. Su misiva les conminaba a que no comunicaran con él. Ante todo, quería preservar su carrera literaria. Dos meses más tarde, su padre huyó y su hijo lo denunció a la policía. "Estoy segura de que no tenía elección", defendió su madre.

- El arrepentido. El periodista, poeta y novelista Konstantin Simonov terminó por aprobar la detención de las tías que lo criaron y la persecución de colegas y amigos. Participó en las campañas antisemitas de Stalin y fue fiel al dictador incluso tras su muerte, en 1953. El arrepentimiento llegó años más tarde, con unas memorias llenas de remordimiento por su falta de coraje moral. Su historia, para Figues, resume "el compromiso de un ser humano con el mal".

- La única evasión. Yevgeniia (Zhenia) Yevangulova empezó a escribir un diario en 1937, cuando sus padres fueron arrestados. Tenía 19 años y sus compañeros de estudios no dejaron de acosarla por esa "vergüenza". Zhenia llenó su diario con sus emociones y mantuvo así lo que llamaba "una conversación interior" con sus padres, que desaparecieron en el gulag.” (El País, ed. Galicia, Cultura, 09-02-08, p. 47)

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