18/9/23

El compositor Eduardo Rincón, detenido en Santander a los 15 años, junto a su amigo el poeta José Hierro dos años mayor, se libraron del fusilamiento cosa que no lograron buena parte aquella cuerda de presos encarcelados en septiembre del 39, en la que estaban incluídos 7 ciegos, se inició en la composición entre rejas y que llegó a promover en el Penal de Burgos el trío más insólito de la historia de la música: saxo, tuba y clarinete

 "Le faltaban dos meses para cumplir 99 años cuando se apagó para siempre Eduardo Rincón, uno de los personajes de la cultura y de la vida más singulares de nuestra historia reciente. Nos dejó en Torroella de Mongrí, en el Ampurdán, a donde llegó después de una trayectoria de las que quita el aliento, buscando un clima más benigno al que había sufrido. Fracasó una vez más. Allí murió su primera mujer, Carmen, de una tuberculosis ósea y allí le acompañó, hasta el último momento, su segunda esposa, con el nombre más hermoso del nomenclátor catalán, Dolça.

No me resisto a abrir esta sabatina con Eduardo Rincón, quizá la única referencia necrológica que se publique sobre él, emulando la que le dediqué en noviembre de 2011 en “La Vanguardia” de Barcelona, cuando aún era posible sustraerse a la estupidez ambiente. Rincón era músico, más exactamente compositor, pero dejó su obra desperdigada entre el vacío opaco que supusieron sus detenciones, torturas y cárceles. Detenido en Santander a los 15 años, junto a su amigo el poeta José Hierro dos años mayor, se libraron del fusilamiento cosa que no lograron buena parte aquella cuerda de presos encarcelados en septiembre del 39, en la que estaban incluídos 7 ciegos. 

De cárcel en cárcel recorrió España, él que había nacido de padre comerciante y aspiraba a ser músico, convertido en carne de presidio

Cabe decir con exactitud que terminó el solfeo y se inició en la composición entre rejas y que llegó a promover en el Penal de Burgos el trío más insólito de la historia de la música: saxo, tuba y clarinete. No es este el lugar para desgranar su producción, tan poco escuchada y tan influida por Villalobos y Hans Werner Henze a quien siguió atentamente. (En Radio Nacional se emitieron varios capítulos que dedicó al fructífero músico alemán). Cuando llegó a Torroella de Mongrí buscaba tranquilidad después de su última detención en Asturias como organizador de los núcleos que protagonizarían luego las huelgas de 1961. Tras la invasión soviética de Checoslovaquia dejó el Partido Comunista pero la policía del franquismo no le dejó a él. Incluso ya en democracia, al publicar sus memorias –“Cuando los pasos se alejan”- los abogados le recomendaron que no pusiera el nombre de su principal torturador en Oviedo, sino las siglas, C.R., que correspondían a Claudio Ramos, jefe de la policía política de Asturias.

Morir en Cataluña es como morir dos veces porque a los achaques de tu cuerpo debes sumar el castigo social de tener que soportarlo todo con buen semblante, haciéndote eco del mandamiento que te exige decir que vamos mejor que nunca y que deberíamos volver al debate entre Manuel Azaña y don José Ortega y Gasset, sobre la fraternidad o la conllevancia. Hay que debatir, ése es el nuevo lema pese a que huele que apesta a cloaca y podredumbre; esconde la verdad de la que está vedado hablar pero que es la importante. Todo está hecho ya, ejecutado y sin sentencia. La diferencia se reduce a constatar si usted lo expresa. Si es en voz alta romperá el trampantojo y le acusarán de ser el creador de conflictos, el provocador. Sin apenas darnos cuenta, estamos volviendo al oasis de mierda y silencio del que se jactaba el presidente Pujol mientras los palmeros sonreían. (...)"             ( , Vox Populi, 16/09/23)

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