"Israel demolió esta semana un pueblo beduino del desierto del Neguev, en el sur del país, por la vez 145.
Se trata de Araqib, uno de los 51 pueblos beduinos de
la zona que el gobierno israelí no reconoce, y en cuyo lugar se
proyecta construir una localidad para judíos.
La última vez que se demolió Araqib fue hace solo dos semanas.
El gobierno israelí acusa a los vecinos de Araqib de
construir sin licencias y en los últimos años les ha multado con cientos
de miles de euros para pagar cada una de las demoliciones.
En total, Israel ha impuesto a los vecinos multas por
valor de millones de euros y también les cobra por el uso de las
excavadoras que ejecutan la demolición de sus casas.
Los tribunales israelíes decidieron que son los
beduinos propietarios de las viviendas los que deben demoler sus propias
casas, pero cuando los beduinos no lo hacen, las excavadoras israelíes
ejecutan las demoliciones y el gobierno les obliga a pagar los gastos.
En el año 1969 el gobierno israelí pidió a los
beduinos del Neguev que registraran sus tierras, pero desde entonces, es
decir desde hace 50 años, las autoridades no han aceptado ninguna de
las instancias que solicitaron los beduinos.
En la actualidad hay en el Neguev 51 pueblos beduinos
que el gobierno israelí no reconoce y a los que tiene previsto demoler
para construir en su lugar localidades para colonos judíos.
Esto es posible porque la comunidad internacional
permanece con los brazos cruzados ante cualquiera de los atropellos que
sufre la población no judía de Israel.
Europa especialmente, se limita a emitir alguna que
otra crítica verbal de vez en cuando pero nunca adopta medidas para
poner fin a los excesos de Israel, ni en los territorios palestinos
ocupados, ni dentro del estado judío, como en este caso." (Eugenio García Gascón, Público, 03/06/19)
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