11/4/19

Las ejecuciones se sucedían tras la siega de los jornaleros participantes en la misma, detenidos después de acabar el trabajo. Tras ser encarcelados a fines de julio o en los primeros días de agosto y permanecer algunos días en la cárcel, eran fusilados

"El sometimiento de Toro por los fascistas se llevó a cabo por medio del terror. (...)

Las ejecuciones se sucedían tras la siega de los jornaleros participantes en la misma, detenidos después de acabar el trabajo. Tras ser encarcelados a fines de julio o en los primeros días de agosto y permanecer algunos días en la cárcel, eran fusilados. Los matones franquistas esperaban a que volvieran de las dehesas para detenerlos en sus casas, en otros casos fueron a buscarlos al campo.

Cuadrillas de falangistas iban por las casas, y obligaban a los trabajadores a subir a un camión, se les conducía al cuartel de falange, a la cárcel, o al sótano del ayuntamiento. Allí recibían palizas, se les obligaba a comer camisas y corbatas rojas, y se les sometían a todo tipo de vejaciones. Muchos acababan fusilados. 

Las mujeres Republicanas sufrieron rapados, ricino y otras vejaciones. Cuando se realizaban las sacas, se inscribía la salida de la cárcel como un traslado a la cárcel provincial de Zamora. En realidad eran trasportados en camión hasta las tapias del cementerio u otros lugares del término municipal donde eran ejecutados. La mayoría no moría en el acto y debían darles el tiro de gracia. Algunos fueron enterrados aun vivos.

La represión consistió en un rosario de acciones, que no se detenía en los militantes de izquierdas, sino que se trasladaba a sus familiares, que además de sufrir la pérdida de seres queridos, tuvieron que soportar la marginación social, eran los «malos» españoles según el constante bombardeo» de la propaganda oficial.(...)"               (Tulio Riomesta, 31/03/19)

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