""(...) En todo el pueblo de Tamaraceite se sabía que estaban
sacando a muchos hombres de sus casas para asesinarlos. De noche los
perros ladraban y se oían las pisadas de las botas de los falangistas
que iban casa por casa, se llevaron más de treinta y no los vimos
más,... Todavía recuerdo como yo con 11 años metía la cabeza bajo la
almohada de paja tratando de no escucharlos, pero los gritos, los
insultos, los golpes en las puertas humildes de aquellos criminales
inundaban todo, no había lugar donde esconderse de su odio.
Jamás pudieron aceptar que los comunistas ganaran en San Lorenzo,
que su alcalde Juan Machado, encabezara un Ayuntamiento con mayoría del
Frente Popular. Por eso vinieron a matar, por eso los terratenientes
agrícolas hicieron listas negras junto a los curas y otros fascistas,
listas con nombres y apellidos, direcciones, lugares de trabajo, novias,
amistades, aficiones de cada una de las personas que iban a torturar
salvajemente para después tirarlas al mar, a un pozo, a una sima
volcánica o meterles un tiro en la cabeza después de hacerles todo tipo
de aberraciones.
En casa sabíamos que podían volver en cualquier momento después de
matar a mi hermano Braulio en su cuna, a tu abuelo ya lo habían
condenado a muerte y lo iban a fusilar en marzo del 37, el miedo que
pasamos todavía lo tenemos metido en el tuétano, en lo más profundo de
nuestros corazones, es un miedo que se hereda, por eso nos cuesta tanto
hablar, contar todo lo que pasó, por eso quiero que esto lo publiques en
tus libros cuando yo muera, no por cobardía, sino porque no quiero que
sigan haciendo daño a nuestra familia..."
Extracto de la entrevista a mi padre Diego González García el 15 de diciembre de 1995." (Viajando entre la tormenta, 15/012/18)
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